Una lección de periodismo de internet: nunca sabes. O sea, sí que sabes (o supones) muchas cosas, pero otras se te escapan totalmente.
Más específicamente: uno supone qué cosas van a “funcionar” (horrible verbo) cuando las ve. Las buenas historias atraen gente, la audiencia responde a determinados estímulos que son más o menos reconocibles: cercanía, emotividad, sorpresa.
Pero la verdad, uno nunca sabe. Porque de pronto cae una nevada en Atlanta, hiela, y un buen señor recuerda esos patines que tenía olvidados en el garaje. Y sale a patinar por el mismo centro de la ciudad, ése que habitualmente está atestado de coches.
Por allí pasea otro señor con un teléfono movil, que lo ve venir.
Y eso, un señor patinando por el mismo centro de una de las ciudades más populosas de América, acaba en todos los telediarios, recibe cientos de miles de visitas. Un éxito instantáneo. Se puede argumentar que hay algo de magia en esa imagen, cierto, un qué se yo indefinible que convierte una ocurrencia en un momento único.
Pero la verdad es pura y simple: uno nunca sabe.
La historia completa, en Mediashift .