Empiezo a escribir tocando madera. Literalmente. Conviene hacerlo cuando uno invoca a la mala fortuna, se supone. Y al fin y al cabo, voy a escribir sobre la pesadilla de los periodistas de medio mundo.
¿Y si las cosas siguen mal o (Dios no lo quiera) empeoran? ¿Qué ocurriría si la crisis de la prensa sigue golpeando, si los periódicos llegaran a cerrar? ¿Qué sería de mi vida y de mi trabajo?
Otros ya han pasado por ese trago. Sobre todo en Estados Unidos, donde docenas de periódicos han echado el cierre en los últimos años, o han abandonado sus ediciones de papel para centrarse en internet. Uno de ellos, de los más sonados, fue el Rocky Mountain News de Denver.
150 años de historia a la basura, 194 periodistas a la calle. ¿Qué fue de ellos? ¿Cómo les va ahora? La pregunta se la ha hecho John Temple, ex editor del Rocky, en su blog Temple Talk. Temple envió un cuestionario a esos 194 periodistas del diario cerrado. Y en fin: las respuestas que obtuvo son paradógicas.
Por resumir: el 67% de los que respondieron gana menos que en el periódico. De ésos, más de la mitad gana “mucho menos”. Pero, curiosamente, el porcentaje de gente que dice que su vida ha mejorado es mayor que el de la gente cuya vida es peor.
¿Menos dinero, más vida? Pues quizá. Hay más: el 38% ha dejado la profesión (y ésos son los que, más probablemente, ganan más). Y el 30% ha cambiado de ciudad de residencia, principalmente en busca de trabajo.
Tiempos extraños éstos, es verdad. Tiempos de crisis: la mayor que ha vivido este oficio. Seguiremos atentos. Y tocando madera.