El ‘endorsement’ es una tradición de la prensa americana. En las semanas previas al martes de las elecciones presidenciales, los medios se decantan, y recomiendan explícitamente a sus lectores votar a uno u otro candidato.
Siempre me ha parecido una gran tradición, otra más de una prensa en la que siempre deberíamos mirarnos por sus estándares de calidad y éticos. Porque un “endorsement” no es una carta blanca: los medios siguen siendo igual de vigilantes, e igual de críticos, con un candidato al que hayan apoyado o no.
En España… pues no. Los medios nacionales (en los regionales la cosa es distinta y va por barrios ) siguen siendo un compendio de tendenciosidad y malas prácticas en la información política. Y lo hacen envueltos, encima, en la bandera de la imparcialidad. Cosa curiosa: los americanos apoyan explícitamente a un candidato, pero luego son mucho más éticos que los españoles, que supuestamente no apoyan a nadie.
Un ejemplo del valor que le dan los periódicos americanos a su opinión editorial y a su independencia de todo punto es el que ha ocurrido en Pittsburgh estos días.
Lo leo en JimRomenesko.com. Resulta que uno de los diarios de la ciudad, el Pittsburgh Post-Gazette, ha decidido dar su apoyo a Barack Obama. Pues bien, en la misma página en la que aparece su editorial de ‘endorsement’ (titulado ‘President Obama’, por si las dudas) aparece también una larga carta al director apoyando a Mitt Romney. La firma un tal Allan Block, que resulta ser… el propietario del periódico.
Tres oles, uno tras otro: al staff editorial que valora en tanto su opinión y la de su diario. Al propietario que no se inmiscuye, más allá de dar su opinón personal. Y a la prensa americana, en general.
Envidiemos, por favor. Quizá así algún día cambiemos.