Cuando se abre una botella de Erre Punto Blanco (Remírez de Ganuza) uno se pregunta qué coño ha hecho Rioja tan mal con los blancos para que todo el mundo se acercase a la barra a pedir un Rueda o un albariño.
La viura ha sido cuestionada por los propios bodegueros de Rioja –también es cierto que ha habido muchas inversiones fuera–, lo que desde luego ha contribuido a que haya desaparecido de la gran mayoría de bares y restaurantes de España.
Sin embargo, cuando la viura se cultiva en condiciones –las viñas están hoy en plenitud y muchas de las que utiliza Fernando Remírez de Ganuza son de cabezadas de plantaciones antiguas de tinto– y se elabora con frío supera con creces a las afrutadas y sensoriales propuestas de primera impresión, y en muchos casos decepcionante segunda, que han triunfado estos años.
El Erre Punto, con un 30% de malvasía, es un vino amplio, rico en aromas –cítricos, incluso de manzana verde, combinados con las notas de una madera muy limpia–, pero sobre todo con un volumen espectacular capaz de acompañar una comida de principio a fin.
Un vino gastronómico, como otros muchos que hay en Rioja, y que merecen una oportunidad ahora que parece que las primeras impresiones, en el mundo del vino y en la propia vida, vuelven a ser lo que eran: fachada.
ERRE Punto Blanco
Bodega: Remírez de Ganuza (Samaniego).
Variedades: viura 70% y 30% malvasía.
Crianza: 8 meses en roble francés nuevo.
Precio: 12 euros.