En pleno debate institucional sobre cómo articular un sistema de diferenciación de vinos, sobre cómo revalorizar los terruños, ‘Rioja ‘N’ Roll’ mostró que es posible hacerlo en Barcelona con apenas media docena de mesas y carteles: Vinos de Rioja (con uvas de varias subzonas); vinos de pueblo; vinos de finca y vinos de parcela… Todos juntos, pero perfectamente separados por categorías y sin pirámides ni mayores pretensiones protagonistas. Vinos hechos con uvas de toda la región vitícola conviviendo en perfecta armonía y con la garantía de origen de la honestidad de sus elaboradores.
Un lugar céntrico, la antigua cervecera Moritz de Barcelona, viticultores con camisetas rojas –con el nombre de cada bodega grabado a la espalda–, jamón, buena música en directo y, sobre todo, vinos personales, auténticos y artesanales de Rioja fueron los ingredientes de la presentación de ‘Rioja ‘N’ Roll’ en Barcelona el pasado domingo, víspera de Alimentaria.
La convocatoria superó con creces las previsiones más optimistas y de un aforo inicial previsto para 200 personas se amplió hasta duplicarse y, aún con todo, resultó corto para el tirón de este movimiento que reivindica la autenticidad en el cultivo y la elaboración de vino. El éxito de la presentación demuestra el interés histórico que Cataluña (la región española con más cultura internacional y nacional de vinos) ha tenido, y tiene, por el Rioja.
Nombres como Luis Gutiérrez, el catador de ‘The Wine Advocate’ (Parker) para España, José Peñín o Ferrán Centelles (jancisrobinson.com), junto con importantes figuras de la restauración barcelonesa como Monvinic, se dejaron ver por Moritz en la puesta de largo de este pequeño colectivo.
Elaboradores en bodegas de ‘alquiler’ en su mayoría, pequeños propietarios de viñas familiares y algunos arrendatarios de fincas de cultivo, los Rioja ‘N’ Roll comparten un espíritu reivindicativo de la extraordinaria diversidad de terruños de Rioja y de las personas que hacen las cosas de forma diferente y rebuscan en lo más hondo de la propia tradición vitícola. De la misma forma que una pequeña, e irreductible, aldea de la Galia resistió al imperio romano, la voz de Rioja ‘N’ Roll reclama un espacio propio ante la industrialización del vino.
Lo hizo desde la sencillez. Apenas una decena de mesas, con botellas de vinos clasificados por su origen, sin precios ni distinción alguna de mayor o menor prestigio, todos ellos al alcance de 400 copas sin manteles ni fichas de cata: «Prueba los vinos y, si te interesa, coméntanos lo que quieras», explicaba Óscar Alegre (Alegre&Valgañón), «pero hazlo a tu bola».
Vinos de finca, de parcela, de pueblo y de Rioja, algunos de ellos ‘top’ de las listas de la crítica internacional, junto con otros más ‘modestos’ o nuevos lanzamientos. Pero todos ellos elaborados con dedicación, ilusión y con las diferentes personalidades de las viñas y de los propios viticultores como elemento común. Este Rioja sí que interesa.
Los ‘Rioja’N’ Roll’
Arturo y Kike de Miguel
Artuke: Elaboran vinos pegados al origen, con 32 parcelas en Baños de Ebro, Ábalos y San Vicente.
Bárbara Palacios
Barbarot Wines: Elabora, hoy por hoy, un único vino de siete hectáreas en los Riscos de Bilibio de Haro.
Bryan MacRobert
Laventura Wines: Trabaja viñedos en la Sierra Cantabria con dos vinos, un blanco y un tinto.
Olivier Rivière
Olivier Rivière Vinos: Elabora en Rioja, con 1,5 hectáreas propias, y se abastece de uvas viñas que controla en toda la DOC. También hace vino en Arlanza y Navarra.
Óscar Alegre y Eva Valgañón
Alegre&Valgañón: Cultivan 15 hectáreas y 17 parcelas en Fonzaleche, pueble límite noroccidental de la DOC Rioja (Obarenes).
Sandra Bravo
Sierra de Toloño: Con experiencia por todo el mundo, se instaló en Villabuena para trabajar 8,5 hectáreas en Labastida y Rivas de Tereso y elaborar vinos artesanales.
Tom Puyaubert
Exopto: Elabora de alquiler en Laguardia y es propietario de viñedo en Ábalos. Controla además parcelas en Yerga (Rioja Baja).