>

Blogs

AlfredoGAlpinista

#haciendohistoria

Everest: El sueño que se convirtió en pesadilla (2010)

Después de conseguir ascender mi tercer ochomil en 2008 (Broad Peak), tenía claro cuál quería que fuera mi siguiente expedición: subir al techo del mundo, al Everest (8.848 metros), situado en el Himalaya, haciendo de frontera entre Nepal y China, y quería utilizar la Ruta del Collado Norte (China).

Fue una expedición con mucha preparación detrás, mucho entrenamiento, mucha planificación y una búsqueda incesante de patrocinadores. Hubo suerte y, después de muchos meses de preparativos, a finales de marzo de 2010 partimos otros dos compañeros y yo hacia la capital de Nepal.

Una vez realizados los tediosos trámites en Kathmandu, salimos por carretera en un trayecto que, tras varios días viajando y haciendo pequeñas marchas de aclimatación, nos dejaría en el Campo Base Chino, a unos 5.000 metros.

Tras unas jornadas de adaptación, partimos hacia nuestro Campo Base Avanzado y, después de acomodarnos en el mismo, por fin iniciamos la primera ascensión hasta el Campo 1 para dejar algo de material. La ruta era impresionante y las sensaciones no eran malas, pero los 7.000 metros pesaban y todavía nos quedaba por delante un largo periodo de aclimatación.

Expedición al Everest

Expedición al Everest

Los días siguientes a mi primera incursión en la montaña fueron complicados. Pasé la varicela en el Campos Base Avanzado, lo cual me dejó un poco tocado. Mis compañeros, lógicamente, tenían que seguir con su aclimatación y yo necesitaba reposo. Esto supuso que me descolgara un par de días del grupo y que mi siguiente ascensión al Campo 1, con la idea de dormir en él, lo realizara completamente solo. La idea de subir solo, aunque fuera una pequeña parte del Everest, me resultaba atractiva. Casi no me encontré con nadie durante ese día, algo poco habitual en una montaña tan masificada. Sin duda, ese es el día del que guardo un mejor recuerdo de esta expedición, aunque físicamente no estaba ni de lejos al 100%.

Teníamos que continuar con nuestra aclimatación. Ya estaba recuperado y esta vez subimos juntos hasta el Campo 1 y, después, hasta el Campo 2, a unos 7.600 metros, en el que dormimos. No tenía sentido subir más. A esa altura se desgasta el organismo más de lo que se aclimata, así que dimos por concluida nuestra aclimatación.

Para recuperarnos del esfuerzo, decidimos bajar lo más rápido posible, así que nos dimos una semana de vacaciones y descendimos hasta el Campo Base Chino, desde donde nos fuimos a un pueblo relativamente cercano. Ya de vuelta en el Campo Base Avanzado, preparados para intentar la ansiada cumbre, nos dimos cuenta de que un temporal de viento nos había destrozado nuestro campo, aunque por suerte no se perdió nada de material.

Expedición al Everest

Expedición al Everest

La ventana de buen tiempo no llegaba. Fueron dos semanas de espera que, unidas a la que utilizamos para descansar y coger fuerzas, hacía que tuviéramos dudas del estado de nuestra aclimatación. Por ello decidimos utilizar oxígeno desde el Campo 3, a unos 8.350 metros (lo habitual es hacerlos des el Campo 2 o incluso antes).

Por fin llego nuestra oportunidad, solo teníamos esa. Subimos al Campo 1, en el que esperamos un día para buscar una mejor previsión de tiempo, de ahí ascendimos al Campo 2 y posteriormente al Campo 3. Finalmente, tras unas horas de “descanso”, partimos hacia la cumbre del Everest, que alcanzamos el 24 de mayo de 2010.

Expedición al Everest

Expedición al Everest

El descenso fue lo peor. Se desató una tormenta de viento y nieve, llegamos a duras penas al Campo 3 y, ante las adversas condiciones, decidimos pasar allí la noche. Al día siguiente, continuamos el descenso, que fue largo y duro, pero había que bajar. Una vez en el campo base, tras una primera evaluación y debido a las graves congelaciones que tenía uno de mis compañeros, tuvimos que volver a España cuanto antes para que le fueran tratadas.

Ya en España, nos ingresaron para hacer un chequeo. Al día siguiente me dieron el alta, pero a mi compañero le esperarían unos meses de recuperación… Habíamos conseguido el Everest, pero habíamos pagado un precio muy alto, aunque no obstante, podía haberlo sido más. De todas formas, espero volver más pronto que tarde a esta hipnótica montaña, esta vez sin oxígeno, sin pasar una varicela a 6.400 metros y con un poco más de suerte con la meteorología. Estoy seguro de que puedo conseguirlo.

Podéis encontrar más imágenes en la galería de fotos de Facebook, y el trailer de la expedición enYoutube.

Alfredo García, alpinista riojano

Sobre el autor