Mientras Alfredo espera una ventana de buen tiempo en el Campo Base del Gsherbrum I para continuar la ascensión, desde el blog queremos hablaros de una de las claves para un alpinista de élite, la hidratación.
Muchas veces lo más evidente termina siendo lo más complicado, y así sucede con la hidratación en la alta montaña. Un lugar plagado de nieve, a simple vista, parece idóneo para la obtención de agua. Sin embargo, el hecho de encontrar agua en altitudes límite termina siendo toda una proeza. La correcta hidratación es fundamental a la hora de afrontar cualquier actividad física, de hecho, termina siendo un factor vital para el alpinista.
A ocho mil metros se necesitan no menos de dos litros de agua por día, que pueden llegar al doble en función de la actividad a realizar. Pero conseguir dos litros de agua, aún en un lugar lleno de nieve y hielo, no es sencillo. Hay que fundir la nieve o el hielo. Así, las bajas temperaturas por un lado, y la falta de oxígeno (que dificulta la combustión de los mecheros) por otro, hacen que la obtención de agua se complique todavía más. En ocasiones, puede llevar más de dos horas, que unidas al cansancio, el frío y la apatía, hacen de la hidratación un pequeño, pero necesario calvario.