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Teri Sáenz

Chucherías y quincalla

LA CASA DEL YAYO

La vieja casa del yayo Tasio en el corazón de Logroño está en un portal cercano a otros que aparecían esta misma semana en el periódico. Por la prensa se enteró de que aquello, lo suyo por extensión, era algo denominado ‘chabolismo vertical’ . Pero, sin embargo, a diferencia de aquellos otros inmuebles, el suyo no estaba ni tan desvencijado ni tan carcomido por dentro. Durante los (muchos) años que ha vivido allí y aunque el dinero de la pensión tampoco le ha permitido excesivas alegrías, ha ido haciendo frente a los achaques que han surgido en su domicilio dejando su hogar en unas condiciones tan dignas como la estructura del edificio le ha permitido.

Claro que a él también le gustaría tener un piso nuevo después de tantos años. Huir de ese barrio al que la ciudad ha dejado de lado con el tiempo y tener el dinero suficiente para hacerse con una casa de ladrillo caravista con vistas a un parque florido, ascensor y hasta un trastero. Pero como no ha sido posible, lo suyo ha sido mantener en las mejores condiciones posibles aquello de lo que no podía desprenderse. Por eso, cuando escucha al colectivo gitano agitarse en la plaza del Ayuntamiento y levantar la vara ante el alcalde exigiendo una vivienda digna, él no dice nada por no parecer un asqueroso racista, pero invita a los periodistas a que pasen a su casa y vean que también con contados recursos se puede vivir con la dignidad que un ser humano se merece y que los servicios sociales permiten más allá de la chatarra y por encima de las limosnas.

Foto: Justo Rodríguez


diciembre 2010
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