Hubo un tiempo (digamos que entre los años 20 y 40) en el que el jazz era fundamentalmente una música para bailar. Las orquestas blancas tocaban para el público blanco en los más selectos salones de baile y las bandas negras tocaban para negros en cualquier parte. La increíble forma de bailar de estos últimos escandalizó a la sociedad del momento tanto o más de lo que en la actualidad puedan hacerlo las danzas caribeñas más calientes. Después, dulcificado y simplificado, este estilo de baile que hunde de algún modo sus raíces en las danzas tribales centroafricanas pasaría a convertirse en el germen de los pasos de rock and roll.

Gracias al cine han llegado hasta nosotros algunas muestras de aquella forma de bailar que inventó el pueblo afroamericano para disfrutar a ritmo de jazz. La escena que traigo hasta este blog pertenece a la película Hellzapoppin’ (se tradujo al castellano como Loquilandia), una comedieta del año 1941 sin trascendencia ninguna para el mundillo del celuloide pero toda una joya para los aficionados al jazz gracias a números musicales como el que a continuación podéis ver. Entre los músicos que aparecen cabe destacar al contrabajista Slam Stewart, al pianista y guitarrista Slim Galiard (‘Slim y Slam’ formaron un dúo muy popular en los años 30) y al trompetista Rex Stewart. Pero lo más impresionante es el trabajo de este fabuloso y anónimo grupo de bailarines: