En 1954, Alfred Lion, el productor del prestigioso sello discográfico Blue Note, le propuso al joven y talentoso pianista Horace Silver firmar un contrato en exclusiva para su compañía. Para arroparle en su primer disco como estrella de Blue Note podría, le dijo, elegir a los músicos que le viniera en gana. Silver propuso al batería Art Blakey, al contrabajista Doug Watkins, al saxo tenor Hank Mobley y al trompetista Kenny Dorham. Para su sorpresa, Alfred Lion le consiguió a todos y les citó en el estudio de grabación el 13 de noviembre de ese mismo año. Acababa de nacer así una de las bandas más influyentes del jazz moderno: los Jazz Messengers, cuyas riendas cogería poco después el batería Art Blakey, quien mantendría en activo el grupo (con diversos cambios de personal) hasta su muerte.
Horace Silver, de madre norteamericana y padre portugués (su verdadero nombre es Horace Martin Tavares Silva) nació en Connecticut en 1928 y, aunque continúa con vida, está prácticamente retirado de los escenarios desde hace una década. Me encanta de él su digitación clara y decidida, su manera casi más percusiva que armónica de acompañar la melodía con la mano izquierda, su sentido del ritmo y el aire soul que imprime a sus solos. Además es un compositor fantástico. Como muestra de todo ello, escuchemos Doodlin’, uno de los temas de este tremendo disco.