Nombrar a Keith Jarrett en cualquier reunión o foro de aficionados al jazz suele equivaler a encender la mecha de una vehemente discusión donde no hay lugar para las medias tintas. A Jarrett se le odora o se le repudia. Quienes optan por esto último suelen aludir a que su estatus de super-figura del jazz está injustificado dado que no ha aportado nada realmente novedoso a la evolución de esta música, y también a sus manías, malos modos y desplantes de músico endiosado. Yo estoy deacuerdo con ellos, y sin embargo soy de los que adoran a Jarrett. Me encanta la intensidad de su música (presente, creo yo, hasta en la más etérea de sus baladas), la libertad que confiere a las improvisaciones sin llegar a romper nunca las formas, su intrincado fraseo, su sentido melódico de la vanguardia musical, su digitación clásica, su ataque decidido del teclado y mil cosas más. El contexto en el que más me gusta escucharle es sin duda el del trío: ese fantástico trío que formó en 1983 con el contrabajista Gary Peacock y el batería Jack DeJohnette y que hoy, 27 años después, sigue milagrosamente en pie.
El disco que añado a esta lista se grabó en el Palacio de Congresos de París en julio de 1999, después de tres años de ausencia de Jarrett de los escenarios debido a sus problemas de salud. Recuerdo que entonces se dijo que si tenía sida, que si tenía cáncer, que si se estaba muriendo… Lo que le sucedía, y así se le diagnosticó, es que padecía el síndrome de fatiga crónica. Tras su retiro, el pianista tuvo que aprender a convivir con la enfermedad, lo cual varió su trayectoria tanto vital como artística. Su estilo pianístico cambió, y este es el primer disco del trío en el que da muestras de ello. Los largos solos de diez minutos con los que Jarrett solía introducir cada tema habían pasado a la historia. El síndrome de fatiga crónica le obligó a dosificar sus fuerzas, a renunciar a lo superfluo y a alcanzar el núcleo de la canción más deprisa. Todo ello le convirtió, al menos para mi gusto, en un mejor artista.
Escuchemos Hallucinations (composición de Bud Powell), uno de los temas de este disco. Mi disco favorito de uno de mis pianistas favoritos.