Por motivo de mi profesión he tenido delante de mí a multitud de personajes que suelen generar sentimientos de admiración en gran parte de la gente. Quiero decir que me he visto obligado a relacionarme, aunque sea de manera muy esporádica, con exitosos empresarios, miembros de las altas esferas políticas, reconocidos juristas, escritores, actores, deportistas… Con nadie de ellos he sentido nunca el extraño escalofrío paralizante, la sensación de absoluta inferioridad que me provoca estar frente a un músico de jazz. Por eso supongo que me gusta tanto esta foto; por eso comprendo tan bien a ese espigado joven con cara de alelado, petrificado ante quien para mí es una de las más grandes y más infravaloradas cantantes de jazz de la historia, June Christy.
La foto en cuestión es obra de William Paul Gottlieb (Nueva York, 1917 – 2006), reportero gráfico de la sección de jazz del Washington Post durante los años 40 y 50. No tiene la finura estética o formal de otras imágenes que han pasado hasta ahora por esta sección, pero es sin duda una instantánea extraordinaria. La muchacha rubia de la izquierda es una por entonces jovencísima June Christy (la foto fue tomada en 1947, luego tenía 22 años), vocalista recién contratada por la orquesta de Stan Kenton. Está sentada tranquilamente en una silla, conversando con el público justo antes de que la banda comience su actuación en un salón de baile de una capital cualquiera de Norteamérica. Las caras de las tres personas de la derecha no tienen desperdicio. La chica de la esquina mira a Christy con un tímido gesto de admiración, no sé si más por lo que le gusta de ella como mujer o como cantante; el zangolotino del chico, ya lo hemos dicho, está en estado hipnótico, fascinado, embrujado; y la joven de su derecha (¿su novia?) le mira de soslayo con recelo y pensativa, tal vez preguntándose cómo demonios puede ella competir con la hermosa cantante de una de las big bands más exitosas del momento, con la sensación rubia del jazz, ‘The Misty Miss Christy’.
Y ahora, por si alguien no ha escuchado nunca a June Christy (cosa lamentablemente muy habitual hasta en buenos aficionados al jazz) aquí tenéis este video de 1950 donde la cantante interpreta Taking a Chance On Love con el quinteto del acordeonista Ernie Filice. Christy no está aún en el punto cumbre de su carrera ni acompañada de los músicos más adecuados a su talento, pero es una de las pocas imágenes suyas grabadas que hay por ahí. Podemos apreciar no obstante destellos de su sensacional sentido del swing, de su personal timbre de voz, de su a veces extraña afinación, de su entusiasmo por la música y de un encanto especial, indefinible, que William Paul Gottlieb logró de alguna manera captar en la imágen que ha quedado puesta ahí arriba.
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