Bud Powell es a la historia del piano-jazz lo que Charlie Parker a la del saxo o Dizzy Gillespie a la de la trompeta. Powell se inventó en los años 40 una nueva forma de tocar cuyas bases siguen pareciendo modernas hoy en día y no hay en la actualidad pianista de jazz alguno cuya técnica y estilo no sean deudores de alguna manera de su trascendental legado artístico. Bud Powell (Nueva York, 1924 – Nueva York, 1966) fue dueño de una desbordante inspiración melódica y una complejidad armónica como hasta entonces no se conocía; su rapidez mental y de ejecución, su fabulosa digitación solo están al alcance de unos pocos virtuosos. Fue, además, un deslumbrante compositor y uno de los ejemplos paradigmáticos del equilibrio absoluto entre la emoción y la técnica. Todo ello puede considerarse logros casi milagrosos en el marco de una existencia tortuosa y corta marcada por poblemas mentales y perniciosas adiciones múltiples que tal vez pormenoricemos un día en nuestra sección Perfiles.
Yo accedí al fascinante universo poweliano precisamente con el disco que aquí presento. Fue uno de mis primeros LPs. Lo compré siendo un pre-adolescente, en una tienda de discos logroñesa ya desaparecida llamada Traviatta, poniendo sobre el mostrador un montón de monedas sacadas de la hucha hasta completar la para mí entonces desorbitante suma de 400 pesetas. Tal vez por eso, por razones de índole sentimental, he elegido este Jazz Giant entre algunos otros discos de Powell que tal vez hubieran podido ocupar su lugar en esta lista.
Pero en cualquier caso éste es un disco formidable. Fue grabado en dos sesiones distintas, ambas en Nueva York. La primera el 23 de febrero de 1949 (hace hoy precisamente, qué casualidad, 62 años) y la otra un año más tarde.
Vamos a escuchar un tema que se titula Celia, bonita y muy tarareable composición a tiempo medio del propio Bud Powell interpretada aquel lejano 23 de febrero con Ray Brown al contrabajo y el maestro Max Roach a la batería:
.