Ray Bryant, pianista de jazz de extraordinaria sensibilidad, fraseo claro y digitación firme, acompañante muy solicitado por las grandes estrellas y uno de los más habilidosos especialistas en el arte del piano solo, ha muerto en Nueva York a los 79 años.
Su esposa durante los últimos 20 años, Claudia Bryant, informó ayer de que Ray falleció en el Queens Hospital después de una larga enfermedad.
Había nacido en Filadelfia en 1931, ciudad en la que empezó a destacar como un sólido pianista de be-bop. Se trasladó después, en los 50, a Nueva York, donde pronto formó parte de los grupos de las más destacadas figuras del momento, como Charlie Parker, Miles Davis, Art Blakey o Dizzy Gillespie, en cuya compañía trabajó durante muchos años.
Bryant tenía un toque firme, un magnífico sentido del tiempo, una espectacular mano izquierda y profundas raíces en los terrenos del gospel y el blues.
Su majestuosa música siempre permanecerá con nosotros.