En Cataluña no ha sentado nada bien –en determinados sectores- ver por televisión a los implicados en el caso “Pretoria”, alcalde y concejal de urbanismo del PSC y ex consejeros de CIU, esposados y recogiendo sus pertenencias en bolsas de plástico, en lo que el diario La Vanguardia llamó “Pena de Telediario”. Pero a mí -la verdad sea dicha- no me resultó la imagen desmedida.
Supongo que existirá un protocolo de actuación para trasladar a los presuntos delincuentes ante el juez, o de una a otra dependencia policial. Si existe, éste dispondrá de qué manera han de ser trasladados…esposados o divorciados.
Si el que se traslada es un desgraciado “económicamente hablando” nadie se ofende de verlo esposado ante las cámaras. Si es un presunto ladrón de guante blanco y político…la cosa cambia.
Es el clasismo elevado a la quinta esencia.
Lo mismo ofende o deja de ofender ver esposado a un presunto violador, a un presunto asesino, a un toxicómano que presuntamente roba para su adicción, o a un presunto sinvergüenza, que valiéndose de su puesto político ha podido robar millones de euros. Todos son presuntos delincuentes…¿por qué molesta tanto el ver esposaditos a unos…y si son otros nos da exactamente lo mismo, o nos parece cojonudo?