Para el Presidente de la Comunidad, no existe la autocrítica, lo cual es una obviedad –lo reconozco-, pero había que decirlo.
En su doble “bolo” celebrado en el claustro del convento que acoge al Parlamento de La Rioja , demostró una vez más sus capacidades de líder temido (que no querido), que ha cimentado su hegemonía sobre miedo (que no sobre el respeto). De camaleón que lo mismo te inaugura un teatro que una peluquería canina.
Como un pollo viejo, intentó picar al que más débil le parecía, olvidándose de que la sociedad demanda soluciones, diálogo y educación, no macarradas dialécticas, ni salidas taurinas propias de su portavoz parlamentario.

Sanz pasará a la historia como el hombre que carecía de ella. Cualquiera que lo escuche por primera vez pensará que este tío es nuevo en el cargo, porque no tiene consciencia ni responsabilidad alguna sobre todas las cosas negativas que en los casi 20 años que lleva gobernando se han producido en la Rioja.
Es capaz de hablar de la herencia de los socialistas olvidando que lleva ya cinco legislaturas gobernando, y que la única herencia que a día de hoy queda en esta tierra es la suya propia.
Se considera ausente de cualquier cosa que sea negativa y principal causante de todo lo positivo….Es un auténtico fenómeno de la natura.
No sabe nada – ni quiere saber- de los 31.000 parados de La Rioja, ni de los 70.000 riojanos y riojanas que viven en esta tierra bajo el umbral de la pobreza, ni tiene ninguna responsabilidad en que en los últimos años La Rioja haya multiplicado por ocho su deuda.
Dirige sus ojitos oscuros hacia otra parte mientras repite el mantra de “Yo soy el mejor, la Rioja soy yo, Yo soy el mejor”… “Yo soy el mejor, la Rioja soy yo, yo soy campeón”.
Se podría incluso entender (y valorar) un discurso que destaque las líneas básicas de la acción política, que ponga en valor sus logros (que seguramente los hay), perfile la senda a seguir, identifique los objetivos, pero…No es creíble el discurso de quien sistemáticamente oculta la realidad de las cosas y, Sanz oculta lo que no le interesa y jamás reconoce un error. Con estos mimbres es imposible hacer un buen cesto.
Sanz se reboza en su mayoría absoluta en sus 20 diputados. Se envuelve en la bandera de La Rioja y niega la mayor, al tiempo que se publicita como “ejemplo de gestión”, como el “modelo” para otras administraciones. El de Igea no tiene abuela, ni falta que le hace.

Yo mientras le escucho, pienso en el agua bendita…¿Qué tendrá para que la bendigan?