Escribía en esta bitácora no hace dos años sobre la necesidad de un acuerdo entre agentes sociales y Gobierno para resolver los principales problemas que el mercado laboral español tenía. Finalmente, el gobierno socialista aprobó una reforma laboral valiente que yo voté como diputado. Esa reforma atacaba problemas históricos como la fuerte segmentación de los trabajadores entre fijos y temporales, la escasa flexibilidad interna de las empresas, la insuficiente capacidad de colocación de los servicios públicos de empleo y las fuertes dificultades de inserción de algunos colectivos de trabajadores: jóvenes, mujeres, desempleados de larga duración, personas con discapacidad….
Sin embargo, no ha tardado ni 100 días el gobierno de Rajoy de desandar lo andado, dinamitar el diálogo social y decretar una contrarreforma laboral de magnitudes históricas que fundamentalmente abarata el despido para el conjunto de trabajadores y precariza las relaciones laborales para los trabajadores.
A partir del decreto, las empresas podrán despedir con indemnizaciones de solo veinte días, aún teniendo beneficios, si se reducen ingresos o ventas durante nueve meses, así como aplicar ese despido a los trabajadores que no aceptarán modificaciones arbitrarias en salario, horarios, turnos, puesto, etc. Los trabajadores perderán los derechos laborales después de dos años de bloqueo de los convenios colectivos, que se tendrán que negociar de nuevo desde cero y habrá barra libre para hacer ERES, despidos colectivos en la administración pública.
El denominado “contrato de emprendedores” no garantiza la creación de empleo estable, ya que fija un año de prueba durante el cual el despido es libre y gratuito, lo que básicamente precarizará el empleo para los más jóvenes; éstas y otras “tretas” contra los trabajadores incluye el decreto.
El elevado desempleo de nuestro país es el problema central de la economía española. La necesidad de reducir la tasa de desempleo y dar paso a una situación de creación de empleo con garantías tendría que ser el objetivo del Gobierno, pero esta reforma solo trae más precariedad y despido barato. Por eso, porque es una reforma injusta, ineficaz e inútil estaré esta mañana en la manifestación de Logroño, defendiendo una política de relaciones laborales y del mercado del trabajo justas y orientadas a la creación de empleo y la defensa de los derechos de la mayoría.