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Coches usados: cómo evitar engaños

La semana pasada la Guardia Civil de La Rioja detuvo a los responsables de un establecimiento de compra-venta de vehículos. Su delito: estafa. Compraban coches de renting o leasing y trucaban los cuentakilómetros sin miedo ni vergüenza. Hasta 215.000 kilómetros, en algunos casos, habían «rejuvenecido» los autos falseados: 51 hasta el momento, pero que podrían llegar a ser 200.

La noticia hace realidad la peor pesadilla del comprador de coches usados. Que son mayoría: en España se compran 170 coches usados por cada cien nuevos. Pero desde el sector riojano del automóvil se hacen llegar dos mensajes. Uno, que esos casos son extremadamente raros por estos aires. Y dos, que con un poco de sentido común se puede evitar caer víctima de un facineroso.

«No hay que meter en el mismo saco a todos», afirma un responsable de un concesionario logroñés, que prefiere mantener el anonimato. «Tanto concesionarios como compraventas ‘de siempre’ llevan mucho tiempo aquí, no van y vienen. Y es más difícil que un negocio que lleva tiempo se dedique a hacer esas cosas». Ademas, en los últimos tiempos las trampas se han dificultado mucho por el cambio de normativa: ahora las ITV deben mantener un registro del kilometraje de los coches que revisan. Y ningún coche cuenta «hacia atrás».

Sentido común

Comprar un coche en un establecimiento ‘asentado’ es, básicamente, seguro. Hacerlo de un particular es más peligroso, porque depende de la buena fe de cada uno y trucar un cuentakilómetros es, en realidad, bastante sencillo. A partir de ahí, hay que acudir al sentido común.

Lo primero: los duros a cuatro pesetas no existen. Si un coche es mucho más barato que la media del mismo modelo con esa edad y kilometraje, malo.

Lo segundo: el brillo de la carrocería engaña. Una mano de pintura y un lavado hacen relucir el coche más baqueteado. Pero es más difícil esconder el desgaste en zonas «de roce»: tapicería, volante, apoyabrazos, palanca de cambio… Un desgaste propio de 200.000 kilómetros en un coche de 30.000 no cuadra.

Lo tercero: mejor salir de dudas que lamentarse después. Un vendedor de buena fe no debería negarse a que un taller independiente le echara un vistazo al coche, si el comprador se lo pide. Porque entonces hay pocas dudas: «Un mecánico va a ver si hay truco nada más abrir el capó».

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Comprar sin saber por qué no es buena idea. Descubramos juntos más cosas... y cómo dejar de hacerlo. Por Pablo Álvarez y Martín Torres


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