El pasado 7 de julio de 2017 aparecía una entrada en el blog dando noticia de este estudio pionero en la población de alumnos con altas capacidades. Lo puedes ver aquí.
Hace unos días presentamos los primeros resultados, que ya hemos enviado a todas las asociaciones de padres participantes, o no, en el estudio.
Como he referido muchas veces, los resultados que publicamos en las revistas científicas tienen que tener, debidamente adaptados, otros canales de difusión para que puedan llegar al público al que van destinados. Es evidente que la investigación educativa, en su mayor parte, es una investigación aplicada y práctica, dirigida a la acción de modo mediato o inmediato. Por eso, el que padres y profesores y, en general, toda la comunidad educativa tengan fácil acceso a la misma es de primordial importancia.
Así, hemos decidido preparar el informe ejecutivo del Proyecto CIBERACC (acrónimo de acoso y cyberacoso en la población de altas capacidades) que pusimos en marcha en la Universidad Internacional de La Rioja el año pasado y que incluyo más abajo. Es un estudio preliminar, con una muestra de casi 300 alumnos, que tiene sus limitaciones, como reconocemos, pero que aporta unos datos que merecen toda atención y que sospechábamos o intuíamos al comenzar el estudio.
En efecto, la población de alumnos de alta capacidad sufre el acoso y el cyberacoso en una proporción muy preocupante y, desde luego, muy superior a la de la población general. Para que os podáis hacer cargo de la situación de manera rápida hemos resumido los principales hallazgos en el infográfico que se incluye más abajo.
Independientemente de la representatividad de la muestra, que de los 285 alumnos finalmente incluidos en el estudio, el 55% sean víctimas leves o graves, es para pararse a pensar. No lo es menos que esta cifra se incremente al 83% cuando de incluye la figura de la víctima-agresora (leve y grave), es decir de aquéllos que sufren el acoso pero también lo comenten. Todo ellos referido al acoso tradicional, es decir, al que se perpetra en el espacio físico.
También hemos estudiado el acoso a través de la red (cyberacoso), que presenta cifras importantes como podéis ver, superiores al 25% en el caso de las cibervíctimas puras, o casi del 32% cuando incluimos a las cibervíctimas.
Por otra parte, se han analizado los impactos de esta situación en determinadas variables psicosociales. Y ocurre lo esperable. Las víctimas graves y víctimas-agresoras graves, tienen significativamente más ansiedad, estrés, signos de depresión y menos sensación de calidad de vida o sentido de pertenencia. Lo mismo ocurre con las cibervíctimas y cibervíctimas -agresoras, que tienen menos calidad de vida y satisfacción vital percibida.
Todo un conjunto de datos que nos deben hacer pensar, pues más allá de la prevalencia debemos atender a la prevención del problema y a su corrección a través de acciones y programas diseñados para ello. El sufrimiento que produce en los estudiantes y sus familias este problema es muy grande y debe abordarse con prontitud.
Por otra parte es, como señalaba el profesor González-Cabrera, el único problema educativo que puede llegar a costar vidas humanas.
Quiero señalar que este trabajo ha sido realizado por diversos autores, siendo los que nos hemos encargado de dirigir el grupo el profesor Joaquín Gonzalez Cabrera, director también del grupo de investigación en Ciberpsicología de la UNIR, y gran experto en este tema, que se ocupó de llevar a cabo con su equipo el estudio más amplio realizado hasta la fecha en España, sobre más de 26000 alumnos. Aunque se refería a la población general, un vistazo al informe ejecutivo os puede resultar muy relevante.
Esperamos seguir adelante con muestras más grandes y contando con la colaboración de más asociaciones de padres y otros grupos interesados en la erradicación de esta lacra social.
Aunque lo esencial está recogido en el infográfico de arriba, seguro que os interesará leer el informe completo que se incluye a continuación. Podéis hacer el uso que consideréis de ambos documentos y difundirlos donde os parezca más oportuno.
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