¡Mira, qué quieres que te diga! No hay cosa más chunga que perder la perspectiva. También que no vale echar la culpa a este, a aquel o aquello. Que si tuvo una infancia robada o explotada. Que si fue víctima de la megalomanía creada a su alrededor… Mira, al final década día, a la hora de despojarte de la ropa e ir a dormir, tienes que encontrarte (aunque no quieras) con tu propio yo, asimilar qué estás haciendo y por si acaso aceptar y asumir la parte oscura de ti mismo como única medicina para estar en paz y no perder el sentido común.
Está claro que Michael Jackson no funcionaba así. Es obvio que no aceptaba su condición, y que tampoco supo o pudo asimilar el peso de su leyenda (por no decir el peso de sus millones de dólares llegados casi de sopetón). Y si además a los cincuenta y con un cuerpo castigado tienes que lidiar con la ansiedad de verte obligado a correr detrás de la pelota, cuando en realidad deberías ser tú el que tenía que distribuir el juego… pues ya me contarás. Y así le ha pasado. Nada nuevo bajo el sol por más que se trate de su figura planetaria. Después de todo, detrás de su careta no podía haber otra cosa que un ser humano autonegado, muy frágil y desnortado.
Qué se le va a hacer. Pero nos queda todo lo que aportó, no al mundo de las ideas para mejorar nuestras vidas, pero sí al mundo de la percepción sensorial de millones y millones de personas para hacerles disfrutar aunque fuera sólo a través de dos órganos sensoriales: el oído y la vista. Su música y su baile. Y eso es algo impagable, sin duda, pues gracias al material grabado podemos repetir instantes de puro disfrute tantas veces como queramos.
MÚSICA Y VINO
Como para nada queremos hacer leña del árbol caído -tal y como están haciendo los tabloides británicos y americanos y de otras partes- y como nuestro interés sigue siendo el de la apreciación sensorial y los vinos, con todo el respeto y sin pretender nada en absoluto que no sea rendir homenaje al triunfo de la vida sobre la mediocridad del acto de vivir sin sentido (lo cual Michael Jackson personalizó como nadie) se nos ha ocurrido traer el asunto a nuestro terreno y tratar de sacarle más jugo a la música del ídolo. No sólo disfrutarla con dos sentidos, sino también con el olfato, gusto y tacto… y dejarse llevar por las sensaciones.
Ya sabíamos que la música puede influir sobre la percepción del vino. El año pasado un estudio de psicólogos británicos realizado con estudiantes de la Universidad de Edimburgo puso de manifiesto, por ejemplo, cómo escuchando una pieza o tema con acordes musicales potentes, un Cabernet Sauvignon (¡habría que ver cual!) se percibe como si tuviera un 60% más de sabor y estructura. O que ciertos Syrah (¡habría que ver cuales!) resultan más apropiados para degustar escuchando ópera; mientras que algunos Cabernets sin pulir piden maridarlos con Jimmy Hendrix o los Rolling Stones. En fin.
Nosotros, más telúricos, desde aquí en Haro, en La Rioja, hemos pensado en lo importante que es la cosecha y la evolución a través del tiempo, cómo esta marca cosas y a personas, vinos y a Michael Jackson. Él nació en 1958 y su curva vital, aunque estragada, creció hasta 1982 para a partir de ahí experimentar un cierto y glorioso apogeo que empezó a declinar después de los noventa. ¿Los mismos “tempos” que en algunos vinos? ¡Hombre, según se mire! Para la inmensa mayoría de los vinos no se puede ni soñar que lleguen a tal longevidad, pero lo cruel es que para las personas, una vez que pasas la cincuentena, ya tienes serios achaques y problemática evolución.
Bueno, nos hemos acercado a ver a María José López de Heredia, tan ajetreada como siempre con sus viajes, y le hemos propuesto catar algún cincuentayocho de su bodega y elucubrar sobre gustos, modos de encarar la vida y los efectos de la evolución sobre esta, y ha sentido que no les queden ya tintos de esa añada y sí sólo poquísimas botellas de blanco que guardan como reliquias. En cualquier caso ha apuntado que no deja de ser notorio, anecdótico y paradójico que un vino blanco pueda evolucionar mejor que una persona, y qué cosas de la vida que los vinos blancos con el tiempo se vuelvan oscuros y Michael Jackson con el paso de los años se iba volviendo blanco.
Vale, de su multimillonario (en todos los sentidos) álbum THRILLER, publicado en 1982, hemos estado escuchando los temas mientras probábamos tres vinos de rioja con características varietales y de concepción distintas, para apreciar sensaciones.
Precisamente el primer vino, cortesía de Manu Muga, ha sido un glorioso PRADO ENEA Gran Reserva 1982, de Bodegas Muga, Haro. Bonito color rojo cereza de tonalidad ambigua en capa fina (¿como Michael Jackson?), atejados de clara evolución pero con algún amarillo anaranjado que recuerda a la tierra de donde creció la fruta que dio el vino. Limpio, sereno e impávido en nariz. Buena reducción que rápidamente despliega un ambiente en la copa que evoca la clásica crianza del rioja en roble americano: frutas golosas, especiados finos, lácteos sugerentes ¡al cabo del tiempo! Con notas de chocolate con leche, sotobosque otoñal de retamas secas y hongos sobre un fondo mineral. En boca es impactante: suaves caricias en la entrada a la vez que impresiona su evolución en el paso de boca; fresco, increíblemente fresco con una estructura perfectamente mantenida; más fruta ¡al cabo del tiempo! Posgusto sensible y sentido con un recuerdo de pura y sencilla amabilidad. Parece que el vino te estuviera sonriendo como dicen que hacía Michael Jackson. (Pero con menos años.)
De todos los temas del álbum, definitivamente HUMAN NATURE es el que mejor se empareja con el vino en base a la suave melodía te tono ligeramente quejumbroso y dulce, aunque tampoco le falta la chispa cuando dice: /If this town/is just an apple/then let me take a bite/ (Si esta ciudad es una manzana, déjame tirarle un bocado). Vino y melodía se compenetran a la perfección pues hay dulzura, quejas evocadoras de qué pudo ser mejor y a la vez ganas de tocar y volver a sentir, volver a beberlo.
También hemos probado ILURCE Vendimia Seleccionada Reserva 2001, de Bodegas y Viñedos Ilurce, Alfaro. La añada 2001 ha sido sin duda la número 1 desde que existen parámetros registrados en el Consejo Regulador de la DOC Rioja, de modo distinto a cómo Michael Jackson ha sido número 1 no sólo en USA sino en el resto del mundo desde que se contabilizan el número de discos vendidos de un cantante (o sea, desde siempre). El vino tiene un componente varietal con importante presencia de la garnacha, que deja un rastro indudablemente encantador en su perfil olfativo unido a un roble nuevo endiabladamente intrincado con la fruta golosa, tonos empireumáticos (caramelo), y un toque especiado exótico rico rico. ¿Tuvo Michael Jackson en su perfil musical un componente queno fuera propio de su raza? Probablemente que tenía una voz blanca en una boca con diferentes registros, como la de este vino cuyo trago seduce por su limpieza y sonoridad, con ecos yodados, sabrosos, que lo hacen realmente apetecible.
¡Vaya! ¡Otro tema tranquilo para este vino! THE LADY IN MY LIFE se acopla en sensualidad y sentimientos con los aromas y sabor del vino pues en ambos casos lo que resulta de su degustación es una explosión de amor y deseo, implícita en la letra de la canción y en el impudor del vino: /Let me fill you with my dreams/…/Let´s make this a night we won´t forget/ (Déjame que te llene con mis sueños. Hagamos de esta una noche que no olvidaremos)
Finalmente TUBAL crianza 2005, de Bodegas Ruconia, Nájera, que no tiene la finura y profundidad que tuvo su hermano del 2001, pero que se nos presenta con colores que están entre el rojo y el negro -¡Ah, si Michael Jackson hubiera jugado más con el rojo que con el blanco!- es un vino que si algo no le falta es potencia, expresividad, resolución… y tiempo para domar esos aires. BEAT IT es el tema que mejor le va; machacón y exultante de vida. Uno de los versos dice: /Don´t wanna be a boy, you wanna be a man/ (No quieres ser un chico, quieres ser un hombre). Vamos, como este vino potente, estructurado de largo recorrido y con una vena eléctrica que le viene del hierro con el que está constituido. Todo un “hit” telúrico al gusto internacional.
Dejémoslo así. Yacko, descansa por fin en paz. Gloria para ti que encendiste e iluminaste tantos días y tanta vida. Que el vino sea con nosotros. Amén.