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HACEDORES DE RIOJA IV. ELENA ADELL, EL VINO ERA ELLA

¿ Quién puede estar detrás de un vino con aromas seductores que evocan fruta golosa, lácteos, especiados finos y un sutil buqué de crianza; con una boca sedosa, ágil, imbricada con sensaciones táctiles muy agradables; armonioso y redondo y un deje mineral en la retronasal? ¿ Quién igualmente puede elaborar ese vino en una macrobodega, prodigio arquitectónico con 70.000 barricas para su crianza y 6.000.000 de botellas en los durmientes del botellero y cuyo rasgo más destacado es que se ha adaptado todo el funcionamiento, toda la operativa elaboradora al volumen sobredimensionado de la bodega, de tal manera que puede funcionar también como si de una pequeña bodega se tratase?.

Lo fantástico en Bodegas Juan Alcorta es el tamaño, sin duda, junto con el hecho de que la bodega está construida al lado de Logroño, en un entorno sereno, solitario, silvestre, donde reinan el tomillo y la lavanda, en medio de un paisaje magnífico con unas vistas sobrecogedoras de La Rioja. Y lo sorprendente es que tal emporio vitícola y vinícola está dirigido por la figura grácil, muy femenina, de Elena Adell, en cuyas manos cristalizó la responsabilidad de participar en el diseño de la bodega aportando soluciones consensuadas para materializar todos esos pequeños detalles que luego posibilitan que en un mismo espacio se integren tanto la producción a escala industrial como el trabajo artesanal; y con una eficiencia que asombra por la calma en que se desarrolla y el mimo con el que se trata al vino.

Elena me dice que no hay que dejarse impresionar por el tamaño. Ella que, diluida su figura en ese espacio gigantesco, bien podría perderse y desaparecer entre el espectacular océano del parque de barricas o la inmensidad de la nave de depósitos. Y sin embargo lo que hace es llevar a cabo un trabajo operativo concienzudo, sin concesiones a la sistematización o a la rutina; controlando la crianza del vino de cada partida (hasta dieciocho vinificaciones distintas) o llevándolo con cuidado exquisito a cada depósito, al modo de cómo la madre cuida y nutre a su prole.

SE HACE CAMINO AL ANDAR

Como mujer concienciada que es, Elena Adell conoce muy bien los entresijos del mundo del vino, y sabe que es un mundo sobre todo masculino. Así fue que al terminar sus estudios y especializarse en Viticultura y Enología, le echó arrestos y persistió en hacerse un hueco en alguna bodega, hasta lograr que le hicieran una entrevista. Ingeniero Agrónomo en la especialidad de Fitotecnia (E.T.S.I. Agrónomos Córdoba), Especialista Superior en Viticultura y Enología (E.T.S.I. Agrónomos Madrid).

A finales de 1995 comienza su trabajo en AGE S.A. como directora del Control de Calidad. Dirigió así mismo todo el proceso en el que Bodegas AGE obtuvo la Certificación AENOR. Tras la incorporación de AGE al Grupo Bodegas y Bebidas, pasó a ser Directora de Calidad del Grupo ocupándose de Calidad, Medioambiente y Prevención de Riesgos Laborales. En 1999 ya en el departamento de Enología, asume con responsabilidad enológica todas las bodegas con Denominación de Origen del Grupo: Rioja, Rias Baixas…. Actualmente coordina también las bodegas de Rioja.

Afortunada -y sufridora- por ser una de las primeras mujeres del gremio, hoy en día es consciente de que es la cara y los ojos del vino que elabora, al cual entrega mucho de sí misma; y a la vez tiene bien presente que después de todo los resultados son el fruto del esfuerzo de todo un equipo. Y los resultados son manifiestos; sería largo enumerar todos los premios recibidos en distintos certámenes nacionales e internacionales por los vinos concebidos por nuestra protagonista; citemos al menos el más reciente: Juan Alcorta reserva 2005 ha sido galardonado con el Zarcillo de Plata en la última edición de los Premios Zarcillo, en la que han participado 3.100 muestras de vino procedentes de 787 bodegas de 23 paises.

Desde esa perspectiva, y con la calma adquirida gracias a la experiencia acumulada, además de grandes dosis de optimismo, entusiasmo y ganas de superar el reto del día a día, como cabeza visible de ese equipo logra sacar al mercado unos vinos que se beben con placer; vinos suaves, sedosos, perfumados y no pesados. Vinos que invitan a seguir tomándolos, a disfrutar compartiéndolos; en definitiva, vinos que satisfacen al consumidor.

Porque los consumidores/as son para quienes trabaja Elena y todo su equipo. La filosofía creadora que propugna es la de elaborar el vino que satisfaga a los destinatarios naturales del mismo, superando subjetivismos y mirando no el prurito personal de quien lo hace (llámese vino de autor, ecológico, varietal, o de expresión cual) sino a quien va destinado el producto final. Con esa premisa su estrategia de actuación es clara: trabajo y trabajo, buscando no tanto la brillantez mediática como tratar de ganarse respeto gracias a sus logros por otra parte evidentes.

Así es cómo desde las labores de campo controlando el proceso natural de las plantas en cada finca, su evolución, el tiempo de fijación polifenólica, el estado sanitario, el crucial momento de comprobar la mejor maduración para la vendimia. Y luego ya en bodega el intenso tiempo de las vinificaciones. Y el no menos complejo debate técnico y místico de -entre tantos vinos de distintas variedades, pagos, altitudes, exposiciones, suelos- decidir la mezcla, la mejor simbiosis que luego se manifieste en un producto atinado que sobre todo produce satisfacción al mismo tiempo que guarda una línea argumental reconocible y esperada por un amplísimo espectro de fieles consumidores. Esa misma satisfacción revierte luego en quienes logran ese fin como un premio constante e impagable.

Es por ello que toda esa preocupación que Elena tiene siempre presente de ofrecer vinos que gustan a tantos no se quede sólo en el nombre de referencia de la bodega o del propio vino. Ella quiere también que se conozca qué hay detrás de sus vinos; aboga por esa otra labor fantástica de despertar la curiosidad de quienes gustan del vino por medio de las catas concertadas y explicativas, visitas a bodegas ( de las cuales son pioneros en España), ferias, etc. Tanto es así que la bodega propicia un evento de pura inventiva vinícola donde escogidos profesionales de hostelería pueden poner a prueba sus verdaderos conocimientos acerca del vino y crear uno. Todo un gustazo que, para quienes están trabajando en el mundo del vino como producto terminado, les permite realizar el sueño de entrar en el alma del proceso y crear su propio vino.

Y es que cuando se está dentro de una bodega, de un grupo que no en balde forma parte de la historia del vino de rioja, no se puede por menos que apostar por lo que ahora se ha dado en llamar “cultura del vino”. Elena Adell además siente que ella misma está haciendo historia en el mundo del vino y en La Rioja, su tierra, donde es lógico, normal e innato ese concepto pues es un reflejo de algo que siempre ha existido, algo mamado desde la infancia: un paisaje común adquirido y sentido generación tras generación en esta tierra de tantas invocaciones y que ella, con su trabajo y en su persona, está sublimando.

Temas

Claves de vinos y apreciación sensorial

Sobre el autor

Sólida formación como docente en Cursos de Análisis Sensorial de vinos y otros productos agroalimentarios; dilatada experiencia en servicios de alta gastronomía; disfruta transmitiendo su pasión por el mundo del vino y su cultura. Desde 2001 colabora en ayudar a descubrir lo fascinante del uso de los sentidos para gozar plenamente del los vinos y gastronomía en La Rioja. Director de www.exquisiterioja.com


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