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VEGANOS

¡Vaya palabro! Viene a resultar una contracción fea de vegetariano y va algo más allá en sus postulados. Pero bueno, es otro término más importado de la cultura norteamericana dominante. Sabemos que somos, al igual que la mayoría de los países del llamado “mundo occidental”, una colonia de los EE. UU. Y como tal, hemos asumido como propias las películas “made in Hollywood”, las cadenas de comida basura, Halloween, etc. Y, por supuesto, el término VEGANO, esa filosofía o estilo de vida –mejor, de alimentación- que propugna el respeto hacia los animales “sintientes” por lo que ciertas personas deciden no comer carne ni siquiera productos procedentes de animales. Pues hasta ahí muy bien. Y yo me pregunto: ¿ qué pasa con los otros seres vivos del reino vegetal? Porque el hecho de que un ser viviente pueda moverse o trasladarse de un lugar a otro no creo que presuponga tener canales de percepción superiores o más dignos que esos otros (una seta, un rosal) que cumplen su ciclo vital sujetos a un medio físico inamovible.

El veganismo –como cualquier otra opción de alimentación humana- no deja de ser respetable y loable; ahora bien, entiendo que parte de una base que por supuesto no es natural: nace de una sociedad desnaturalizada donde la abundancia produce repugnancia; y la practican personas que seguramente siempre estuvieron saciadas de alimentos (seguro que quien ha padecido hambre o nunca ha visto cumplidas sus necesidades básicas no creo se permita plantearse tener en cuenta a otros seres vivos cuando lo que toca es ingerir alimento si quieres sobrevivir). Quienes nos hemos criado en ambientes que ahora llaman ecológicos o naturales o biodiversos, donde la recolección de frutos, la caza y sacrificio de animales para subsistir era algo escaso o extraordinario que te permitía seguir vivo… no podemos por menos que mirar estos modos como extravagancias.

Racionalicemos. Si la especie humana ha llegado hasta aquí ha sido por nuestra capacidad de aclimatación junto al hecho de que somos omnívoros. O sea, que comemos de todo. Y esa variedad en la dieta es la que propicia que nos nutramos apropiadamente. Y yo no me apunto al nutricionismo, que si tantas proteínas, o hidratos, etc; simplemente ingerir lo justo y, eso sí, prestar atención a la importancia de las sensaciones sensoriales que nos procuran los productos que ingerimos, pues ahí se da y ahí es donde somos realmente humanos. No me quiero quedar con esta cifra: en el transcurso de una vida normal una persona consume alrededor de 50.000 kilos de alimentos; si muchos de ellos no fueran de productos cárnicos, necesitaríamos aún más. La clave está en gestionar qué comemos. Más aún. Comer con sensatez para no continuar en esta espiral estúpida: resulta que hoy en día prácticamente mueren más personas en el mundo a cusa de excesos o desarreglos en la comida que los que mueren de hambre. O peor todavía: seis de las diez enfermedades más peligrosas que nos matan están causadas por el exceso o los desarreglos en la alimentación.

Luego va uno y lee en el “The Observer” del 28/11/2010 acerca de un estudio en el Reino Unido para tratar de poner sentido en las diferencias extremas que se dan en los salarios de distintos puestos de trabajo, desde el sueldo medio de 20/24 mil libras/año a esa cantidades astronómicas que cobran algunos ejecutivos (o controladores aéreos españoles). Para que luego se hagan vegetarianos. Yo todavía no he visto ningún vegano que tenga que salir cada mañana a buscar qué echarse a la boca. ¡Dejémonos de estupideces!

Si hemos sobrevivido como especie, entre otros motivos es porque ingerimos de todo lo que podemos como omnívoros que somos; y por ello hemos desarrollado una paleta de sabores (junto a las prestaciones aromáticas de la vía retronasal pertinentes) que –partiendo de los sabores y aromas básicos- las posibilidades de combinarlos al igual que con los colores son infinitas. Es por esto que podemos disfrutar de infinidad de sensaciones gustativas y olorosas cada vez que comemos algo. Y esto, además de fundamental para posibilitar que nuestra vida sea rica y variada, es un logro que ahora precisamente, cuando hemos alcanzado niveles de vida inimaginables para nuestros ancestros, algunos van y deciden comer sólo vegetales. Como si los vegetales no fueran seres vivos.

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Claves de vinos y apreciación sensorial

Sobre el autor

Sólida formación como docente en Cursos de Análisis Sensorial de vinos y otros productos agroalimentarios; dilatada experiencia en servicios de alta gastronomía; disfruta transmitiendo su pasión por el mundo del vino y su cultura. Desde 2001 colabora en ayudar a descubrir lo fascinante del uso de los sentidos para gozar plenamente del los vinos y gastronomía en La Rioja. Director de www.exquisiterioja.com


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