Castilla La Mancha es un océano difuso de viñedos; eso es cierto. Y ese océano es el mayor del mundo; eso también lo sabemos. Lo que quizá no se sepa tanto es que, dentro de las inmensidades de terrenos de la altiplanicie castellano-manchega, se encuentran lugares que por haber quedado a desmano en los avatares de la historia, han guardado la autenticidad con sabores primitivos que ahora nos damos el gusto de ir descubriendo. Espacios limpios de cielos altos, naturales e increíblemente soleados, como por ejemplo el sur de la provincia de Ciudad Real, la Ribera del Júcar, las DO Vino de Pago.
Así, aprovechando haberme llegado hasta Logroño para tratar de ver a mis hijas, y para la Asamblea Anual de nuestra Asociación, celebrada el pasado 23 de Enero de 2012, he ofrecido a los compañeros la oportunidad de conocer algo más de realidad presente en la más extensa zona vitícola del mundo. Y algunos de sus vinos.
Medio millón de hectáreas de viñedo; multitud de rincones únicos por tipo de suelo, altitud, microclima, donde conviven varietales ancestrales y otras como la syrah que está dando excelentes resultados; ocho denominaciones de origen y ocho vinos de pago calificados más una IGP; potencia exportadora con algunas bodegas que ejercen de facto de reguladoras del mercado nacional… Castilla La Mancha rompe esquemas, a la vez que también le queda mucho trabajo por realizar para encaramarse en el lugar que le corresponde en el contexto mundial del vino.
De la provincia de Albacete, catamos ADARAS 2009, de Bodegas Almanseñas, fruta sabrosa y potencia por domar, con efluvios mediterráneos en su monastrel y garnacha tintorera de suelos calizos; gran trabajo del joven enólogo José Angel Martínez. También probamos ALJIBES SYRAH 2005, de la inmensa finca Los Aljibes.
En Toledo destacan muchos vinos, por una parte los de bodegas con solera, como MUÑOZ, de Noblejas, que desde 1940 abastecía al Madrid del desarrollismo de los años sesenta y hoy exporta con desenfado vinos como su Legado Muñoz Garnacha 2010, pleno de fruta golosa. Y por otra parte están las DO Vino de Pago, como Campo de la Guardia y su MARTÚE 2008, estilizado y rico con sus aromas frutales y especiados al gusto internacional. También -¡cómo no!- en Toledo marca distancias el Marqués de Griñón en su fabulosa bodega Dominio de Valdepusa; probamos CALIZA 2008 SYRAH-PETIT VERDOT que se muestra todo un vino sabroso, sólido; pleno de fruta madura con un buen roble que la acompaña. ¿Quién podría decir que un vino como ese proviene de un terruño de lo más profundo de Castilla La Mancha?
Cuenca en sus vinos es una realidad emergente. En esta ocasión hemos probado el empuje de otra DO como Manchuela, límite castellano de la influencia mediterránea y su bobal, que Juan Antonio Ponce enseña al mundo con su PF, y eleva a muy altas cotas la por otra parte realidad cooperativista de la zona. Ponce transmite a sus vinos su nervio, que extrae de cepas curtidas y que resultan prodigios de finura y sabor.
Y en la Ribera del Júcar, el trabajo serio de unas cuantas bodegas, y el empeño de Juancho, Gerente de la DO, están posibilitando una producción con botellas de nivel considerable: CASA DE ILLANA cr. 2006, nariz interesante, profundo, con boca jugosa; VEGA MORAGONA cr. 2008, fruta de calidad y buen roble para un vino sabroso y redondo; LAS ERAS BOBAL 2009, vino rotundo con calidez y sabrosura; TEATINOS, ALMUDES y otros que, en conjunto, nos dicen que habrá que tenerlos en cuenta a partir de ya.
Y de Ciudad Real hay que decir que también es inmensa, tanto en sus viñedos con sus producciones como en su biodiversidad y riqueza paisajística. E igualmente con iniciativas biodinámicas como la de PAGOS DEL CANUCO 2006, vino sincero, natural de verdad con fruta jugosa de peculiares aromas. RASGÓN DE MARÍA SYRAH 2008 es otro vino apuesta de la bodega valdepeñera Navarro López que elabora y exporta vinos en clave de calidad. De la misma zona es la última bodega acogida al sello DO VINO DE PAGO CASA DEL BLANCO, sus vinos QUIXOTE están muy logrados. Finalmente hay que mencionar la primera añada de la nueva bodega Abaxterra, ya en el límite sur, a los pies de Sierra Morena, ABAXTERRA 2009, todo un logro que viene a poner en valor las bondades de lo que son y significan los nuevos tiempos y aires nuevos de lo que, con el tiempo, vendrán a llamarse vinos de luz.
Las cuatro horas, entre la cata y la asamblea, pasaron rápidas y dejaron muy buen sabor de boca. Hay confianza de que se irá sorteando este tiempo de dificultades económicas y podremos ir organizando actividades que llenen de vida y contenidos nuestra Asociación para seguir sirviendo a nuestra tierra con nombre de vino, al sector hostelero y a la gente con inquietudes de nuestra Comunidad.