Después del letargo invernal llega la eclosión de vida que es la primavera; y es en estos días, al llegar el cero de vegetación, cuando las cepas de tempranillo riojanas inician su lloro: ¡la savia vuelve a brotar! Igualmente los seres vivos más grandes que existen en el planeta Tierra -los hongos- ahora en primavera nos regalan sus frutos exquisitos en forma de setas de primavera.
Bien sean los apreciadísimos perretxikos, o las delicadas senderuelas, o las colmenillas; o los marzuelos (¿se podrían maridar estos con un tinto mazuelo?); incluso algunos boletus que se dan en las zonas más elevadas del gran valle del Ebro que es La Rioja. Delicias gastronómicas que algunos expertos aficionados a la micología logran coger y que en algunos de nuestros restaurantes se pueden degustar.
Ofrecemos dos opciones para saborear estos manjares maridándolos con sendos vinos.
SETAS ASADAS CON PIMIENTOS NAJERANOS con un ORTUBIA 2006, de Villalba de Rioja; un rioja alta de pura cepa. Notas balsámicas que se engarzan con el delicado sabor de las setas, junto a esos matices ahumados que complementan las tiras de pimientos asadas con su toque de guindilla. Con finas prestaciones texturales, y muy fresco, el vino le da el contrapunto al plato pues cada trago ayuda a reinstaurar el equilibrio sápido en la boca,
RISOTTO DE COLMENILLAS AL AROMA DE QUESO DE CAMEROS con un TUBAL crianza 2007, de Nájera, al sur de la N-120, la tierra de los vinos prometidos. Un vino contundente para un plato denso palatalmente a la vez que intenso de aromas. Ya desde la copa el vino ofrece un contraste dramático con su rojo profundo frente al risotto. El vino, presta un servicio excelente a la ingesta del arroz meloso pues su nervio -no exento de equilibrio- ayuda a la deglución a la vez que potencia los sabores con esos tonos de frutas negras, chocolate avainillado y lácteos, que se suman a los del queso. Su potencia sápida y táctil, y la retronasal intensa de tonos cremosos no hacen sino complementar el conjunto. Que los disfruteis.