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A ojo de buen cubero

EL ESPÍRITU DE LA SONSIERRA

 

Sábado, 7 de Noviembre de 2015. La vendimia ya terminó en la DOC Rioja y Laguardia celebra la fiesta de acción de gracias. El pueblo está de bote en bote; es casi imposible encontrar una mesa para almorzar. El pavimento de la calle mayor está sucio y huele a boñiga  de vaca; por la mañana ha habido encierro de vaquillas, encierro que se repite a las cinco de la tarde. Las vaquillas ya patalean nerviosas dentro de los cajones del camión, que está en la esquina donde se encuentra el Palacio de Samaniego

A esta hora torera, en la recoleta plazuela del palacio -ahora de la Diputación de Alava- y justo enfrente donde se encuentra el otro impresionante edificio de la iglesia, se celebra la Mesa Redonda “Experiencias y testimonios de profesionales” que sirve de colofón al Congreso  “Denominación de origen. Identidad y diferenciación” organizado por AMA (amigos del viñedo alavés) y por ABRA (asociación de bodegas de rioja alavesa). El acto lo  modera Juan Carlos López de Lacalle, de Bodegas Artadi.

A lo largo de la intensa mañana, personalidades de diversos ámbitos (Iñaki Lasagabaster, Juan José Ibarretxe, Txus González, Josep María Sabaté Vidal, Mikel Larreina) han expuesto, argumentado y debatido propuestas, ideas, ponencias sobre cultura e identidad, territorio y comunidad, denominación de origen y legislación; todo ello con vistas a ir asentando el terreno para que se concrete (se hará realidad muy próximamente) el envite que hace un año puso sobre la mesa el mismo Juan Carlos López de Lacalle: la conveniencia de abrir la puerta o posibilitar que bodegas de la rioja alavesa, en la sonsierra riojana, puedan optar por una denominación específica que se diferencie por sus vinos vinculados a unos viñedos y sus territorios, en contraposición a esa otra pléyade de vinos que en la DOC Rioja son productos de un concepto de vitivinicultura donde prima la producción masiva y no la calidad diferenciada.

Poco antes de las cinco, a  la vez que llegaba el camión con las vaquillas, se iban arremolinanando  ante la puerta una buena parte de viticultores y bodegueros de la élite de los vinos de la sonsierra, junto a parte del grupo de oradores que hace unos días, en el Club Matador de Madrid, y auspiciado esta vez por Telmo Rodriguez, celebraron una jornada sobre el gran viñedo español, para reivindicar los grandes vinos españoles vinculados a pequeños viñedos excepcionales.

Poco a poco van entrando, hasta abarrotar, el salón de actos donde se celebra el evento. Se respira un ambiente religioso, de respeto, de cónclave (uno casi puede imaginarse alguna otra reunión que seguro se celebró en Labastida en tiempos de Manuel Quintano, dos siglos atrás).  Saludo a Telmo, a Abel Mendoza, a Alvaro Palacios; un poco más allá las cabezas visibles de los Eguren y Remírez de Ganuza. Percibo  sensaciones compartidas, buena disposición en los rostros y como un aire de asertividad. De alguna manera el espíritu circunspecto castellano de lo que fue una tierra última y recóndita cuando la sonsierra pertenecía al Reino de Navarra y por aquí no había más que trabajo y miseria.

IDENTIDAD Y DIFERENCIACIÓN

En la mesa se sientan Sebastiá Alvarez (Presidente de la DOC Priorat), Daniel Jiménez Landi, Telmo Rodríguez,  Gabriel Frías, Pedro Balda, Álvaro Palacios. Toma la palabra Juan Carlos López de Lacalle, quien parece respirar emoción por la trascendencia (quizá histórica) del acto. Habla de que se están jugando el futuro, el reto del cambio, de salvaguardar el patrimonio adquirido, del origen, el sentimiento de arraigo y sus valores, de buscar mensajes de autenticidad en relación a lo autóctono; de que primero han de ser los viticultores y después bodegas y entes administrativos.

Sebastiá Alvarez  ofrece su  testimonio de lo que sucedió en el Priorat hace veinticinco años, cuando les decían que tenían que agruparse en cooperativas para poder competir; pero cómo el grupo de René Barbier y Álvaro Palacios, partiendo de proyectos mínimos con la filosofía de identificar vinos con viñedos, mostraron el rumbo del futuro.

Pedro Balda aduce que del triángulo de la viticultura (suelos, climas, material vegetal, y en el centro la persona) los suelos son genuinos y diversos, pero que el factor real sigue siendo el viticultor, pues en un mismo campo de juego unos pueden jugar al futbito (para disfrute de unos pocos) y otros juegan en campos a lo grande, para el 80% del negocio. Él prefiere el primero de los dos modelos de viticultores y aún así sus poquísimas botellas de vino se venden globalmente.

Telmo Rodríguez habla de la biodiversidad tan maravillosa que (aunque no nos lo creemos) disfrutamos en España, desde Málaga hasta Valdeorras; y resalta la importancia máxima de la franja de territorio vitivinícola que, a lo largo del Camino de Santiago, desde la Ribera navarra hasta el Bierzo y Galicia es la más compleja y biodiversa, la más importante del mundo. También afirma que nos encontramos en momentos claves de la historia para superar esa carencia de políticas de calidad en la producción de vinos, tanto en España como en Rioja.

Siguen dando sus testimonios los demás; y luego en el coloquio y las conclusiones. Las vaquillas han cesado de patalear los cajones; salieron a la calle y han vuelto. En este mundo cambiante que tan repentinamente se nos ha echado encima cuyas sociedades –o ciertos grupos dentro de ellas- cuestionan o revisan todos y cada uno de los conceptos que hasta ayer mismo vertebraban hechos culturales, relaciones, negocios, etc., vete a saber con qué intereses particulares, considerando la aldea global en que vivimos, sí puede tener sentido estudiar la conveniencia de rediseñar todo el entramado de un sector: estructuras productivas, catalogación de sus distintas potencialidades, políticas comerciales, asunción de un nombre con imbricaciones comunes que aglutine la singularidad de un espacio geográfico que, por definición, ofrece algo distinto a lo que se da alrededor. Si a esto se añade que lo que se pretende es optimizar los recursos que ya están en el terreno, propiciar un mayor alcance en la oferta de un producto ligado a una especificidad propia, a la vez que se “vende” también el espacio físico y cultural que hay detrás de ese producto y siempre con el horizonte de una clara apuesta por la calidad… no deberían encontrar oposición tales planteamientos.

Yo he percibido semblantes tranquilos, opiniones sensatas, modestas, lúcidas; para nada rompedoras. Palabras que defienden la identidad, lo auténtico del terreno, la valía del paisaje. En la DOC Rioja, finalmente, hoy en día conviven sensibilidades, conceptos varios, estructuras mentales que luego se manifiestan de forma gloriosa en vinos que no dejan de sorprender. Durante largos decenios la DOC Rioja ha sido el oasis, el espejo, la locomotora del sector vinícola español. Y ahora, además, es la referencia con unos vinos espectaculares que están siendo la génesis de reestructuraciones que el futuro necesariamente nos traerá.

Mientras tanto, los nuevos vinos de la añada 2015 reposan tranquilos en sus bodegas, a ambos lados del río Ebro. La vida sigue.

Temas

Claves de vinos y apreciación sensorial

Sobre el autor

Sólida formación como docente en Cursos de Análisis Sensorial de vinos y otros productos agroalimentarios; dilatada experiencia en servicios de alta gastronomía; disfruta transmitiendo su pasión por el mundo del vino y su cultura. Desde 2001 colabora en ayudar a descubrir lo fascinante del uso de los sentidos para gozar plenamente del los vinos y gastronomía en La Rioja. Director de www.exquisiterioja.com


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