Y que mejor para ello que mitigar desdichas e iluminar percepciones con dos de los placeres (música y vino) que no suelen fallar; uno de los cuales entra por un sentido completamente inútil para la cata del vino: el oído. Bueno, así compensamos con el otro.
El otro día amaneció un sol luminoso en el ambiente ya equinocial, primaveral, de estas planicies castellano-manchegas y, mientras buscaba información para un proyecto en el Máster Integral del Vino que estoy cursando, conecté Spotify para toparme con Pharrell Williams, el cantante del momento, guaperas estilizado, ganador de Grammys, molón con esperpéntico sombrero… y hacedor de pelotazos musicales como http://rollingstone.com.mx/noticias/robin-thicke-es-nombrado-sexista-del-ano-por-end-violence-against-women-coalition/ y también
al ritmo del megahit Get lucky,
Música chispeante con letras… digamos atrevidas cuando no políticamente incorrectas. Reconozco que ese sonido me recuerda a los ya extintos 80, cuando Michael Jackson causaba furor con sus temas y sus movimientos en escena; también recuerda a Bob Marley, James Brown y su “Sex machine” además de otros. “Blurred Lines” es, con Robin Thicke en el video-clip, refrescante a la vez que predecible con esas chicas esculturales haciéndoles el paseíllo. “Happy” es un tema eléctrico que engancha; y no puedo evitar pensar, al oírlo, en esos vinos tintos –escasos- donde encuentras en boca taninos vibrantes, chispeantes, con cierta tensión mineral (¿se podría parafrasear con esa cierta tensión sexual de los temas de Pharrell Williams?)
Pero estoy escuchando GIRL, su último disco recién publicado. Resulta agradable el nuevo trabajo con esos viejos sonidos actualizados, con savia nueva y vibrante. Vamos, como la primavera que vuelve.
¿Qué vinos podríamos parear (del inglés “pairing” maridar, o también del castellano “aparear”) con temas como “Gust of Wind” y sus pretensiones de música entre orquestal y Sonido Filadelfia y Saturday Night Fever? Se me ocurre –ya que estoy cerca de Valdepeñas- EL LINZE 2011, de Bodegas Arúspide, de reciente y exitosa trayectoria, donde oficia Fede Lucendo, joven enólogo de ideas claras y vinos modernos y rotundos.
El vino es una suerte orquestada con Tinto Velasco (varietal autóctono manchego con reminiscencias de garnacha) y syrah, más un roble suculento (todavía por integrar). El color es vivo, seductor; los aromas intensamente florales (lila, espino en flor) junto a recuerdos especiados (canela) y delicados matices compotados y de mazapán (maloláctica y roble cremoso). En boca es sedoso, dúctil, con fruta que regala el paso de boca ofreciendo sensaciones táctiles amables –como el sonido base del tema musical- que desembocan en una poderosa retronasal cuyo hilo conductor es una composición frutal de mora y hollejo maduro, inundado de toques lácteos en un ambiente sutil: justo como la voz de Pharrell Williams, sutilmente envuelta en arreglos orquestales con limpios acordes de violín y toques del sonido disco.
El otro vino que propongo para celebrar, con música de rabiosa actualidad, la llegada de la primavera es Martín Cendoya 2008, buque insignia de Bodegas Eguren Ugarte, en pleno corazón de la rioja alavesa. El vino es casi todo tempranillo y poco de graciano, originales de viñedos muy viejos que atesoran el alma y la esencia del ambiente geoclimático y misterioso de la cara sur de Sierra Cantabria, privilegio con nombre de vino de autor. El vino es exclusivo en su portentoso aroma telúrico que, como el tema de Farrell, “Hunter”, te sigue y te persigue buscando atraparte para acabar seduciéndote con una boca tan sentida y sincera que has de pasar al otro tema del disco, “Happy”, y disfrutar rendidamente lo que significa expresión frutal, taninos sedosos (propios de esos terrenos arcilloso-calcáreos). Finalmente, escuchando “Know who you are” con Alicia Keys, la sutileza y armonía acaban rescatándote en una retronasal que, efectivamente, te dice: “Sé quién eres y lo que sientes”.