En unos días abrirá sus puertas el Centro de la Cultura del Rioja. El CCR está llamado a ser motor y ejemplo de servicios de información, cultura del vino y enoturismo en Logroño y, por tanto, en La Rioja. Uno de sus objetivos es dar una vuelta de tuerca más en la oferta cultural y en la promoción de todo lo relativo al rioja y al enoturismo – este, por cierto, todavía incipiente en La Rioja – para lo cual se crearán ofertas de valor que van a tratar más a fondo conceptos pertinentes para enriquecer la visita. Igualmente, y gracias al diseño de contenidos interesantes, las catas van a resultar altamente atractivas; además de crear eventos novedosos y propuestas exclusivas.
Si históricamente La Rioja era viñedos, desde el siglo pasado se invirtió en enología y últimamente se ha hecho lo propio en arquitectura de bodegas. Ahora también le ha de tocar al enoturismo y a la comunicación de lo que es y significa el “rioja” en La Rioja: el futuro demanda no sólo técnicas enológicas tras una viticultura sostenible e integrada en el paisaje, sino igualmente el manejo de conceptos de ocio y comunicación, diseñados para hacer más atractivo el encanto de viajar hasta La Rioja y el placer que depara el mundo del vino, que en el CCR engancha con exclusivas e inolvidables actividades intrínsecamente personales, que atrapan los sentidos y fijan conexiones con lo emocional, lo físico, las relaciones sociales, e incluso implican a un nivel intelectual.
Así, gracias a su ubicación en un edificio histórico, a su diseño museístico de vanguardia y a su rica oferta de contenidos, el CCR va a ser referente del rioja en todas sus acepciones, el kilómetro cero turístico de Logroño, el eje vertebrador de sensaciones multisensoriales que implican a las personas gracias a las experiencias que generan sus actividades (el recorrido por la exposición permanente , que es todo un viaje al fondo del universo vitivinícola y su íntima relación con la experiencia personal; catas de vinos con experiencias sensoriales, actividades formativas, seminarios, conciertos, eventos gastronómicos y otros privados, agenda cultural, talleres, ludoteca, etc.) También con sus espacios (calados, sala de los sentidos, salas formativas, atención a los peregrinos del Camino de Santiago, exposiciones fijas y temporales)
Y la sensación de la BODEGA VIVA, con una “performance” que supone un antes y un después en lo relativo al mundo de la cultura del vino en La Rioja.
Bienvenido, CCR, al mundo del vino de Rioja y a todas las personas amantes de las sensaciones gratificantes que este propicia.