Probablemente no todas las personas lo aprecian de igual manera, pero sin duda utilizar las manos y las demás partes del cuerpo para llevar a cabo actividades de cualquier tipo es fuente de las mayores satisfacciones que experimentamos. Psicomotricidad. Relacionar y coordinar con éxito maniobras de nuestros miembros para interaccionar con personas y cosas sirve, ni más ni menos, que para confirmar en cada acto que estamos sanos y armónicamente desarrollados desde perspectivas cognitivas, emocionales, simbólicas y sensoriomotrices. Desde los juegos iniciáticos de la primera infancia hasta las complejas obras de artesanía manual y artística, pasando por las caricias amorosas… la práctica psicomotriz es el primoroso aceite que engrasa las muescas de nuestra relación con el mundo.
Y los vinos de calidad (por sus prestaciones sensoriales gratificantes) ayudan también a cumplir función de engrase vital. Por eso, alabanzas a los vinos “artesanos” (que por aquí hay muchos) Esas limitadísimas elaboraciones de uvas de una viña especial para profesionales bodegueros/as amantes de trabajar con sus manos, de vivir todos los procesos en el campo y en bodega, de crear –implicándose personalmente hasta el delirio- obras vivas de arte que luego embotellan en muy pocas unidades. En muchísimas otras zonas vitivinícolas también se dan; y aquí en Rioja están igualmente despuntando con mucho coraje y amor por los trabajos realizados con mimo. A mano desnuda.
Solo nos queda descubrirlos y dejarnos seducir por sus labores de artesanía.