Mucho se pone de relieve (y es cierto) la importancia capital que tiene la fase olfativa para testar la calidad de un vino; así lo consideran principalmente l@s profesionales que trabajan la enología y la sumillería.
Para mí, como sumiller con ya dilatada experiencia y profesor de cursos de cata de vinos, así lo considero también; sin embargo, como prescriptor y últimamente proveedor y guía especializado en experiencias de turismo del vino en Exquisite Rioja, cada día más hago hincapié en que el deleite verdadero y la apreciación global de un vino necesariamente se materializa en el cerebro, gracias a todos los terminales sensoriales que se encuentra en la boca. Por bastantes y variadas razones. Estudiemos algunas.
DINÁMICA DE LA INGESTA DE LÍQUIDOS EN LA BOCA
Afirma el profesor e investigador de Neurociencia G. M. Shepherd en su libro How the Brain creates the Taste of Wine (Columbia University Press, 2017) que la apreciación sensorial y el disfrute del vino hace emplearse al cerebro más que cualquier otro comportamiento humano. Si esto es cierto, viene a darme la razón, pues llevo años manifestando en mis cursos de cata lo que repito en el párrafo anterior.
Una terapia estupenda y necesaria para mantener una actitud vital sana es recurrir a lo primigenio, a lo básico, a lo que no puede llamarnos a engaño: el tacto, el sabor. Efectivamente, la boca no es sólo el instrumento… Leer más en http://www.exquisiterioja.com/el-vino-en-boca-una-puerta-abierta-al-placer/