Un reciente trabajo de investigación realizado por científicos italianos y publicado por el Journal of the American Society for Mass Spectometry, pone de relieve –o presenta el hallazgo- de ciertos compuestos antioxidantes recién identificados que se encuentran en los vinos de calidad y a los que llaman “supertaninos”.
El hecho de que estas sustancias químicas presentes en uvas tintas (además de en otros frutos negros y con un nombre tan realmente complejo como el de su propia estructura molecular: proantocianidinas cíclicas hexaméricas) se encuentren en el vino resulta fascinante, sobre todo por las relaciones que ello pueda tener en el campo de la medicina y también con sus efectos salutíferos.
Sin embargo lo realmente enjundioso aquí, lo que hemos de tener en cuenta para entender de donde vienen los vinos de calidad, es tomar conciencia de que el mundo vegetal es inacabablemente sorprendente, mágico, original; terriblemente lleno de vida en sus increíbles formas, que muestra interminables capacidades adaptativas con evidente éxito evolutivo. O sea, todo un festín de vida y -últimamente para nosotros las personas que gustamos de los vinos- auténticos festines de placer sensorial.
El sumiller que esto escribe ya lo hace con las personas que realizan un WINE TOUR con Exquisite Rioja; aún así no es suficientemente explicado a quienes vienen a La Rioja, ávidos por descubrir y disfrutar la magia que hay en el vino, cual es la sencilla génesis de este, que no es otra que las cepas de la vitis vinífera y las uvas que estas producen. Dicho de otra manera más realista: el clima afecta a los suelos, el tipo y calidad de suelos influye en la planta de la vid y, en función de la variedad genética con su éxito de aclimatación al ambiente geoclimático y otras circunstancias sobrevenidas en los procesos de vinificación, se obtendrán unos vinos u otros, más o menos ricos en compuestos polifenólicos (llámense proantocianidinas, resveratrol, etc.)
Lo sustancioso pues, en estos días gloriosos en que finalmente la primavera se muestra aquí en Rioja, es embelesarse con el pronto lloro de las cepas, con el verde que ya se muestra por doquier, con los cielos preñados de nubes galopantes, mientras en la Sierra de la Demanda un manto de inmaculada blancura se enseñorea del horizonte. ¿Qué más podemos pedirle a esta tierra con nombre de vino?