Alejado como estoy de esa tierra de la rioja alta que aprendí a amar, y que va desde los picos de Cellorigo lamiendo toda la falda del Obarén hasta los riscos de Bilibio, donde el río Ebro se abre paso para regar y bendecir todo el gran valle que La Rioja es, me llega la noticia gracias a Alberto Gil de otro desmán –la implantación de una línea eléctrica de alta tensión- que atenta contra lo más común que podemos tener los seres humanos: el sentido, la razón; y que hiere mortalmente el interés por preservar lo que hace grande a esa zona privilegiada: unos paisajes, un ambiente biodiverso y natural que de otra manera ya deberían ser Patrimonio de la Humanidad a salvaguardar en igualdad de condiciones a esos otros donde se gestan los grandes vinos de Borgoña, Champagne, Burdeos, Toscana, Jerez, Madeira o Tokaji. Pero claro, estamos donde estamos y tenemos lo que nos merecemos. Y Haro con toda la rioja alta ya sabemos que es tierra de frontera, alejada de centros de decisión; esa es su miseria y esa es su grandeza. ¡Qué pena que artículos como los que he publicado en este mismo blog (ver DE PASEO Y DE VINOS POR LA RIOJA ALTA, (VILLALBA DE) RIOJA EN EL LÍMITE y otros) tengan que ser leídos o recordados como cantos épicos de tiempos, ambientes y paisajes que ya no serán los mismos, que no volverán.
La Rioja en general, la rioja alta en particular y todas las personas que en el futuro visitarán esas tierras atraídas por la magia del vino no se merecen esto. Seguro que las cosas se pueden hacer de otra manera. Seguro. Solo hace falta voluntad.