Hace ya un tiempo que está servida otra trifulca administrativa-política con vinos de por medio y no sé muy bien con qué intereses; esta vez es a cuenta del uso del término “chacolí” por parte de algún grupo del norte de la provincia de Burgos, con la correspondiente oposición de las tres DD. OO. Vascas y del Gobierno Vasco que consideran que el “txakoli” es exclusivamente suyo.
Vayamos por partes.
1º Es cierto que en España, hasta hace poquísimo, el vino que se producía de sur a norte y de oeste a este era – digamos- lo menos malo posible debido a las circunstancias que constreñían una disposición mental y tecnológica paupérrimas. Y el txakoli era uno de esos vinos milagro.
2º También es cierto que en algunos puntos de Francia (Burdeos), Portugal (Oporto), España (Jerez) donde por su accesibilidad para el transporte los británicos pudieron meter mano, las cosas se hicieron con sentido y en clave comercial y de calidad. Y el txakoli, por razones puramente climáticas, nunca pudo pasar del puerto de Bilbao (cosa que sí hizo el rioja cuando llegó el ferrocarril).
3º Es igualmente cierto que el txakoli es vasco, como también que el chacolí se producía al norte de los Montes Obarenes, desde el desfiladero de Pancorbo y Miranda de Ebro, pasando por Oña, el Valle de Mena y, en general, lugares del norte de la provincia de Burgos y Cantabria que lindan con Euskadi, compartiendo un mismo ambiente geoclimático (bueno, de Alava para abajo no hay tanta influencia marina).
4º Por otra parte también es cierto que yo nací en La Mancha, hice mi vida en Miranda de Ebro y elegí La Rioja como tierra idónea para vivir; y puedo asegurar que no tengo sentimientos encontrados al respecto (intereses seguro que tampoco). Y, efectivamente, afirmo -por haberlo vivido- que en Miranda el chacolí era parte de la vida de las gentes con tanta propiedad como podía serlo en Bilbao o en Guetaria o en el valle de Mena o en cualquier otro lugar de las Encartaciones vizcaínas.
5º En otro orden de cosas es fehacientemente cierto que los txakolis (chacolís fuera del País Vasco) eran vinillos blancos de consumo local con marcada acidez y baja graduación alcohólica (el clima, ya se sabe); y cuando las cosas en este país se pusieron al día y empezaron a prosperar las Denominaciones de Origen con unos propósitos claramente definidos, en Guipúzcoa y Vizcaya primero, y luego con empuje institucional en Alava para no ser menos, se constituyeron los tres Consejos Reguladores… y nadie desde Burgos dijo esta boca es mía.
6º Tampoco deja de ser cierto que por un lado, desde el Valle de Mena reclamaran en 2005 que querían explotar el tema de los chacolís locales, y por otro que Miranda de Ebro –gracias al enclave administrativamente atípico de la finca El Ternero- cuenta desde esas mismas fechas con ¡una bodega dentro de la DOC Rioja! Vaya, alguien pensó, ¿por qué no recuperar también los chacolís que fenecieron en la localidad allá por los años sesenta del pasado siglo?
7º Por lo demás cierto ha resultado que desde Europa no han dado la razón al Gobierno Vasco en su pretensión de utilizar el nombre chacolí con exclusividad.
NOTAS SIN ÁNIMO DE PONTIFICAR
Cuando la filoxera devastó los viñedos franceses en la segunda mitad del siglo XIX, estos vinieron a La Rioja a comprar vino. De ello se aprovecharon en zonas aledañas, de tal manera que en Miranda de Ebro se alcanzó el pico histórico de producción de vino con 70.000 cántaras.
Pero cuando la filoxera (que necesariamente tuvo que arrasar los viñedos del norte de España antes de entrar en La Rioja) obligó a replantar, en Francia ya se habían recuperado y no necesitaban comprar vinos de esas zonas. En La Rioja los francese sí dejaron la semilla de la crianza del vino en base a la producción de uvas de calidad. Pero de las Conchas de Haro hacia el noroeste, el viñedo dejó de ser rentable y no se recuperó pues los vinos mirandeses estaban alejados de cualquier parámetro de calidad u otras variables consecuentes. Ese, junto con la llegada del ferrocarril y una incipiente industrialización, fueron factores determinantes para la desaparición del vino en la comarca de Miranda, hasta quedar en algo testimonial.
Sin embargo la razón primera subyacente que dio lugar a tal desaparición (ahora las cosas son ligeramente distintas con lo del cambio climático y la tecnología) fue el clima, que de los Obarenes hacia el norte no es propicio para la vid. Demasiada humedad y no suficiente insolación.
La cuestión que alguien puede plantearse es ¿se podría plantar viñedo y elaborar vino en Miranda y todo el resto del norte de Burgos? Por poderse claro que se puede, si se hizo desde tiempos inmemoriales y se ha recuperado en Álava creando la DO Txakoli de Álava… pero ¿para qué? Perfectamente si es para consumidores locales nostálgicos.
Porque para competir en los mercados hoy en día, además de presentar un vino procedente de una zona con evidentes vínculos históricos en la producción del mismo, se necesita aportar rasgos diferenciados o novedosos que puedan resultar atractivos.
Y la necesidad primera para elaborar vinos de calidad es el factor climático que junto con los suelos, las variedades de uvas y los trabajos en bodega son el triunvirato imprescindible.
Dicho todo lo anterior, como estamos en tiempos de libertades, entiendo que es lícito que se recuperen los vinos que se quieran con el nombre con que fueron usados; por otra parte no creo que a las DD. OO. vascas les vaya a dar o quitar nada tal cosa: sus vinos ya tienen particularidades y rasgos específicos propios.