Hay días en los que la prensa viene tan cargada que apenas tiene sentido hablar de nada más. Hoy, por ejemplo, ha coincidido que cuatro de los grandes del balonmano español son noticia. Unos por cosa buena, otros no tan buena; y otros, por cosa realmente mala.
La buena: Al Ademar se le aclara el futuro por su nuevo acuerdo con la aseguradora Reale. 675.000 euros para el equipo, que no están nada mal.
La no tan buena: El Barça prepara otra revolución en la plantilla. A estas alturas uno ya no sabe si los culés van o vuelven. Pero atención: se van Garabaya (éste viene, más bien), Hansen, Noddesbo, Boldsen, probablemente Jernemyr, probablemente Demetrio, probablemente Iker Romero. Y pueden pagar para llevarse a Mikel Aguirrezabalaga: otro jovencito que ficharía para jugar 15 minutos. En fin: el Barça tiene toda la pinta de no saber qué quiere hacer con su vida.
La mala: El CAI tiene una epidemia de lesiones en pleno inicio de la segunda vuelta. Koch-Hansen roto, Prendes para tres meses, Stankovic para un mes. Dicen en Aragón que buscan un fichaje, pero lo que buscan es complicado: un lateral joven, con garantías y que pueda defender en el centro. Toma, claro: y yo quiero un Ferrari por 150 euros.
La peor: Pero muy peor. El San Antonio lleva sin pagar a sus jugadores desde noviembre. Quizá así se explique por qué esa gran plantilla juega tan mal. En fin, el presidente ha dicho que va a arreglarse pronto. Esperemos que así sea, porque un grande con problemas económicos no es buena señal para una liga.
¿Y los nuestros? Pues no sé. Hoy se terminan mis (muy merecidas) vacaciones de enero. Comienzo mi pretemporada: al tajo, y el sábado a Eibar. Hasta tengo ganas (pero no se lo digáis a mi mujer).