Una mínima cantidad de la población consume leche entera porque, como ya sabemos, el contenido graso respecto a sus homólogas desnatadas o semidesnatadas, es considerable.
Pues bien, aprovechando la visita a las instalaciones de Lacturale (totalmente recomendable) y que estuvieron presentes en Nutrium con la “semana de la leche” hemos querido hacer una comparativa para descubrir la diferencia entre unas y otras.
Si contemplamos la composición nutricional, podremos hacer un cálculo de la grasa que consumimos con cada una de ellas a lo largo de un día.
Supongamos que nos tomamos uno o dos vasos diarios de leche, por lo que calculamos una media de 300ml al día. La cantidad de grasa ingerida sería la siguiente:
Es evidente la diferencia, pero… y si consideramos la cantidad de este nutriente que podemos tomar a lo largo del día.
Un adulto de complexión normal, con normo-peso podría tener un consumo diario de 1500-2000kcal, y por tanto, su dieta ideal constaría de este mismo total de energía.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la distribución de macronutrientes podrías ser tal que la grasa ingerida ocupe un 25-30% de nuestra dieta.
Es importante tener en cuenta que para comer de forma saludable, no es necesario contar calorías ni calcular la distribución de nutrientes como hidratos de carbono, grasas o proteínas y cada persona necesita una recomendación diferente, este ejemplo es únicamente por aclarar matemáticamente lo que supone tomar 1 vaso de leche.
El 30% de 2000kcal serán 600kcal en forma de grasa, que transformándolo a gramos, serán 66g de grasa, por lo que uno o dos vasos de leche entera suponen un 16% de la grasa total que podríamos tomar en un día. Sí, las leches desnatadas y semidesnatadas aportarán menos kilocalorías, pero la entera, al menos en mi opinión, no supone un aporte excesivo como para tener que renunciar a ella y a su sabor.