Si la alimentación es un componente fundamental en la salud, en la etapa del embarazo es primordial, tanto para la madre como para el futuro bebé.
La mujer embarazada debe prestar especial atención a su dieta, por varios motivos:
Las recomendaciones nutricionales más importantes en el embarazo son las siguientes:
No comer por dos. No es cierto que una mujer embarazada necesite el doble de energía para cubrir sus necesidades y las del bebé, simplemente se ve ligeramente aumentado el gasto calórico. Valdría con aumentar las raciones de alimentos del día o incluir más tomas de tentempiés como frutas, yogur, frutos secos…
La base de la alimentación debe ser como cualquier otra persona, una dieta saludable basada en alimentos de origen vegetal como frutas, verduras o legumbres, cereales integrales y acompañada de alimentos proteicos como carne, pescado, huevos… (siempre que la mujer gestante no sea vegetariana, que podría mantener su dieta sin problema).
Evitar alimentos procesados y azucarados. A pesar de poder permitirse un mayor consumo de calorías, estas no deben proceder de este tipo de productos, ya que no son sanos en ningún momento del ciclo vital y no favorecen el mantenimiento del peso.
Repartir las comidas en pequeñas tomas alivia síntomas como dolor abdominal, pesadez, nauseas… es mejor aumentar las comidas pero hacerlas más livianas.
Evitar consumir líquido en ayunas y es preferible beber pequeños sorbos.
No acostarse tras ingerir alimentos, puesto que el vaciamiento gástrico será más lento y en el embarazo aumenta la probabilidad de reflujo gastroesofágico.
Consumir alimentos ricos en fibra como pasta o arroz integral, frutas, legumbres… ya que durante el embarazo se suele producir estreñimiento.
Existen alimentos con los que hay que tener especial cuidado durante este período y es que, los riesgos pueden ser importantes para el desarrollo del niño.
Dos de los hábitos con mayor riesgo son el consumo de alcohol y el tabaco. Se resta mucha importancia pero puede tener importantes consecuencias en el bebé, como una incorrecta formación del tubo neural, enfermedad cardiovascular, problemas en el sistema inmune o musculo-esquelético… y no existe el riesgo cero.
Respecto a los alimentos potencialmente peligrosos (sin tener en cuenta aquellos que consideramos insanos), debemos tener en cuenta los siguientes:
Tanto la listeriosis como la toxoplasmosis son enfermedades que no suelen revestir gravedad en la mayoría de la población, pero durante el embarazo pueden provocar serias secuelas en futuros niños y abortos.