Le recomiendo aprovechar una tarde de estas para darse un garbeo por la exposición que acoge el Centro Cultural ‘La Merced’ de Caja Rioja y que aglutina los 120 años de vida del diario que tiene usted ahora mismo en sus manos. Se lo digo no como trabajador circunstancial del periódico que me paga, sino como riojano y coparticipante de la historia que allí se describe.
Si aguza la vista en los paneles y las portadas que componen la muestra es más que probable que encuentre su pueblo o su barrio o incluso a sí mismo en un breve, en el último párrafo de alguna crónica residual, en la esquina de una de esas fotos sepia. O tal vez dé con un familiar lejano que una vez reunió los honores informativos para que el periódico lo reflejase en sus páginas. Lo que verá en ‘La Merced’ le refrescará recuerdos que parecían sepultados y, a poco sensible que sea, hasta puede que le encoja un pelín el corazón al hacer memoria personal y colectiva.
Además del interés etnográfico de la muestra, le aconsejo observarla también desde un punto de vista arqueológico. Si los vaticinios se confirman, papeles como éste que hoy lee y los otros más amarillentos que cuelgan de las paredes del Centro Cultural habrán desapareciendo dentro de pocos años y exposiciones como ésta no tendrán un sabor antiguo, sino directamente viejo y caduco. Internet lo habrá devorado todo a golpe de click. Ya no habrá periodistas como los que han dejado su firma los últimos 120 años en el periódico sino volcadores de datos en fugaces páginas sin tacto ni olor. Quizá dentro 120 años se repite la exposición, pero será virtual y ya no habrá lectores ni ciudadanos. Sólo números y usuarios.
FOTO: Justo Rodríguez