Lo habitual cuando dos partes no llegan a un acuerdo es que mantengan posturas opuestas. Por eso resulta paranormal que en la decisión de no convocar este año oposiciones para maestros en La Rioja tanto la Consejería como la mayoría de los sindicatos de Educación compartieran los mismos puntos de partida. O al menos eso es lo que han mantenido en público para salvarse a sí mismos. Ambos bandos aspiraban a que este ejercicio se abriera la mano con la misma generosidad que otros años y se ofertaran en torno a 200 plazas. Ninguno de los dos creía tampoco conveniente que todo se limitase a los 26 puestos que –aún no se ha explicado bien cómo y no por qué– parecen corresponder en la comunidad al límite del 30% en la tasa de reposición que marcan los Presupuestos Generales. Solución:ni mucho ni poco. Nada.
La decisión final ha puesto en bandeja al Gobierno regional culpar al Gobierno central y a los sindicatos responsabilizar al Gobierno regional en ese gastado juego a tres bandas en el que han ganado los interinos, pulverizando las expectivas de los opositores de nuevo cuño que aspiraban a entrar en listas. El reiterado ‘efecto llamada’ invocado para no ofertar un puñado de plazas va paradójicamente a obligar a miles de riojanos a sufrir un ‘efecto salida’ y acudir a otras regiones donde o no se ha sido tan interesado o han entendido la lección de que quien debe ganar este pulso es la calidad de la Educación.
La fotografía es de Enrique del Río y retrata a un grupo de opositores de una convocatoria anterior.