Tras la aparente monotonía de la campaña, al actualidad electoral va goteando novedades de enjundia. Por ejemplo: ya sabemos que si Rajoy llega a La Moncloa, Pedro Sanz no estará en su gabinete. “No; no voy a ser ministro”, declaró ayer tras la visita del candidato nacional a La Rioja. La afirmación podría dejar por sentado la continuidad del presidente regional en la comunidad autónoma, pero estos días unos titulares deben cruzarse con otros. Otro ejemplo: en la entrevista que publica Diario LA RIOJA, a la reformulación de la pregunta sobre si el futuro de Sanz está en La Rioja o en Madrid, Rajoy se escapa por la banda con un “de eso ya hablaremos más adelante”.
Leyendo entre líneas y agitando en una coctelera todas las declaraciones, sería verosímil que la resolución el silogismo fuera la que apuntan algunos medios nacionales. Esto es: que Sanz, a quien Rajoy debe ya cinco mayorías absolutas y el respaldo en los momentos más comprometidos de su liderazgo, acabe ocupando un puesto institucional de relevancia como, sin ir más lejos, la presidencia de la Cámara Alta. Claro que para ello el presidente de la comunidad debía obtener el acta de senador de la que ahora carece, aunque el traspaso de Conrado Escobar del Senado al Congreso deja vacante el puesto de senador autonómico que el Parlamento riojano bien podría recaer en Sanz –también ostenta lógicamente la condición de diputado regional- para cumplimentar ese trámite.
Otra de las noticias que han pasado de puntillas entre tanta pirotecnia electoral es que Francisco Martínez Aldama abandonará su escaño en La Rioja en caso de hacerse con otro en el Senado, aunque ambos puestos no sean incompatibles. El líder riojano del PSOE no se había pronunciado al respecto. O al menos, no de forma tan rotunda. Ese escenario disipa la duda sobre los tiempos y obliga al partido a buscarle un sustituto tanto en la portavocía parlamentaria como en la secretaría general a la cual no puede optar estaturiamente una vez cumplidos ya tres mandatos al frente. Si ahora llega el momento del desembarco de César Luena (o cualquier otro) será el PSOE quienes lo decida.
El catálogo de posibilidades de futuro abiertas se completa con el que recuerdan ciertos politólogos del 15-M e incluso algún militante socialista disconforme con la cúpula del partido. Todos ellos recuerdan que, a diferencia de las listas al Congreso, las del Senado son abiertas y cada cual puede tachar el nombre que prefiera. Y otro detalle como que en La Rioja se dirimen cuatro senadores cuando cada partido sólo presentar según la Ley Electoral un máximo de tres candidatos. En otras palabras y atendiendo a la historia de siempre y las encuestas presentes: es más que seguro que el PP obtengan tres de ellos y el PSOE se quede con el cuarto. Sin embargo, que esa acta sea para Aldama no está garantizado al 100%. Según recuerdan esas fuentes, la diferencia entre el primero de la lista socialista a la Cámara Alta y el segundo no es tan holgada. En el 2008, el margen entre José Ignacio Pérez y María Teresa Seoane fue de solo 1.714 votos. Cuatro años antes, la distancia de nuevo entre Pérez y Lydia Rojas en aquella ocasión fue de 1.612 papeletas. Los posibilistas más retorcidos señalan así que bastaría con que en torno a 850 votos se trasladaran del primero de la lista hacia el segundo para que fuera Elisa Garrido finalmente quien llegara a la Cámara Alta.
Pero, sin embargo, todo esto y mucho más no deja de ser ciencia ficción. ¿Alguien ha dicho ciencia ficción?
Fotografía: Juan Marín
Rajoy, junto a Pedro Sanz, a la entrada de las instalaciones de Diario LA RIOJA