La nueva etapa del PSOE riojano gira sobre César Luena (Bobadilla, 1980). Diez meses después de erigirse secretario general, el también diputado nacional vadea las (agitadas) aguas de un partido alejado de las orillas de la cohesión. Luena reclama tiempo para asentar los cambios al tiempo que advierte: «Estamos mejor de lo que dicen las encuestas»
-¿Qué ha definido políticamente desde su prisma el 2012?
-Por un lado, el “donde dije digo, digo Diego” de Sanz, especialmente en políticas sociales con el copago, los recortes en dependencia, la jornada de los funcionarios… Y todo dentro de un seguidismo brutal que ha anulado la autonomía del Gobierno de La Rioja. Por otro, el drama del paro, con una tasa del 18% que es el doble del 9 prometido con un extra dramático: no se hace nada para solucionarlo, ni siquiera respecto al desempleo juvenil. Y tres: hemos perdido la mitad de nuestra historia con la desaparición de Caja Rioja sin que aquí todavía nadie haya dado explicaciones políticas.
-¿Y quién debería darlas?
-Pedro Sanz, cuyo impulso personal con Esperanza Aguirre y Francisco Camps llevó a negociar una caja del PP en un momento en que había que fusionar las entidades. El resultado es que Bankia ha sido nacionalizada y la consecuencia final es que hemos perdido la caja, cualquier decisión riojana sobre ella y lo que es peor, la implantación territorial y quizá muchos puestos de trabajo. Y así estamos, sin que ningún directivo de la época anterior y sobre todo su principal impulsor político dé explicaciones.
-El PP cree que quien debe darlas es el PSOE por alentar las fusiones en su época de Gobierno.
-Pedro Sanz lleva gobernando 17 años La Rioja, pero toda la culpa es siempre del PSOE y de la oposición. Es incomprensible que las responsabilidades de un partido que lleva gobernando tanto tiempo esta comunidad sean siempre de todos menos suyas. ¿Que hubo un acuerdo socialista obligado por las directrices de la UE sobre el continente? Sí. ¿Sobre el contenido? Absolutamente, no. Sanz miente, y lo sabe. Todo el mundo conoce que el caso de Caja Rioja fue una operación política patrocinada por Aguirre, Sanz y Camps que les ha salido fatal.
-Pero en los órganos de Gobierno de la caja también había representantes del PSOE.
-Uno por cada diez del PP. Pero es más: el principal impulsor de la operación y por tanto máximo responsable de la pérdida de la caja es Sanz, que pidió apoyo y confianza al PSOE prometiendo que se iban a mantener las oficinas, el negocio comercial, la plantilla, la obra social y cierto peso sobre las decisiones de carácter territorial como instrumento financiero. Ahora, todo eso está desaparecido o va a desaparecer. Si el PSOE tuvo algún tipo de culpa fue apoyar al Gobierno regional. Ese fue el “pecado” socialista: confiar en la palabra de Sanz de que era una buena operación. El anterior secretario general, la anterior dirección y algunos miembros de la actual que estaban en el Consejo confiaron en las cuentas que presentaba el señor Beltrán y los directivos que, como Albájar, tampoco han dicho ni “mú” y han secundado el impulso político de Sanz.
-¿Qué podría hacerse?
-Hay un anteproyecto de Ley que va a quitar todo tipo de papel a las comunidades y lo perentorio es enmendarlo para que las autonomías puedan tener algún tipo de peso en relación a las fundaciones. En otras palabras: que exista alguna vinculación territorial preservando la buena gestión porque, de otro modo, hemos perdido el principal e histórico instrumento financiero de la región. Si no es así, todas las decisiones que tengan que ver con la economía riojana van a depender de unos señores que están en BFA en Madrid y La Rioja desaparecerá definitivamente.
-¿Y mirando hacia atrás?
-Conocer cómo estaba exactamente la entidad un día antes de la fusión para defender el buen nombre de Caja Rioja, que ha quedado manchada y bajo la sombra de la sospecha. Yo quiero defender nuestra caja y su buen nombre. Constatar la causa de su situación a día de hoy: haberse metido en el estercolero de las cajas intervenidas por Aguirre y por Camps.
-En clave interna, el año ha estado marcado por el congreso de febrero que le aupó como secretario general. Allí logró un apurado 55% de apoyos, la línea oficial no consiguió en abril hacerse con la Agrupación de Logroño y en el último comité regional una cuarta parte se abstuvo en la resolución política. ¿Siguen supurando las heridas abiertas en el partido?
-El PSOE inició un nuevo rumbo en febrero tras un congreso democrático y abierto. Los cambios van a costar y pretendo aplicarlos en La Rioja como el partido, poco a poco, pero son, en cualquier caso, imparables. Y sí, me siento muy apoyado. Nunca he buscado en ningún ámbito unanimidades o supermayorías. Sólo necesito apoyos leales y críticos. El que alguien en un momento dado se abstenga no supone que en el fondo no te apoye, sino que tiene otro punto de vista y la libertad para expresarlo. Y conmigo hay libertad para expresar todo. Así sucede en el PSOE y así quiero que sea también en La Rioja.
-Ese camino ha tenido como hito el hartazgo del expresidente José María de Miguel y su marcha del partido tras 40 años de militante. Usted zanjó entonces el asunto sin declaraciones y el anuncio de que hablaría con él. ¿Lo ha hecho?
-Le llamé por teléfono al día siguiente y le comenté que teníamos que hablar. Pero no, no lo hemos hecho aún. Aunque también es cierto que ha estado un tiempo fuera.
-¿Y ya está?
-Le dije que si yo podía hacer algo como secretario general para que permaneciera me lo dijera. Y nada más. Respeto su decisión, aunque lógicamente no la comparto.
-Quizá De Miguel está entre los muchos que exigen al PSOE una posición más contundente y unida, especialmente ante los recortes del PP. y las demandas sociales.
-No sólo soy el secretario general del PSOE, sino también el principal dirigente del partido de centro-izquierda en La Rioja, que es la principal alternativa de Gobierno. Y como tal, mi obligación es mantener siempre una vía abierta con los agentes económicos y sociales y con el Ejecutivo regional en favor de los intereses generales y el desarrollo de políticas para superar la crisis.
-¿Cómo afecta aquí la borrasca que atraviesa el PSOE nacional?
-Los procesos de cambio son difíciles. Bono perdió por nueve votos y le dijo a Zapatero: José Luis, tienes todo mi apoyo. En el caso del último congreso, no tengo tan claro que haya sucedido así con Chacón y Rubalcaba. En cualquier caso, la estabilidad del PSOE de La Rioja está al margen de cualquier discusión en el ámbito nacional que, en muchos casos, son anecdóticas y es algo normal en la democracia interna que caracteriza al partido.
-Parece que se ha avanzado poco o nada desde aquel congreso de Sevilla mientras la calle reclama al PSOE una reacción urgente.
-Las prisas son malas consejeras. Hacemos lo que tenemos que hacer con el tiempo que debemos hacerlo. Vamos a dedicar el 2013 a relanzar nuestro proyecto político y y en el 2014 elegiremos nuestros candidatos para las elecciones autonómicas y generales del 2015. Todo eso va a costar, pero también es cierto que de las cinco últimas elecciones dos se han salvado con gobiernos, dos han salido bastante mal y el País Vasco ha sufrido su propia peculiaridad. Le garantizo que estamos mejor de lo que dicen la mayoría de las encuestas en valoración y en intención de voto.
-¿También habrá primarias en La Rioja? ¿Cuándo? ¿Cómo?
-Siempre he sido partidario de primarias abiertas, y como secretario general las impulsaré. El cuándo lo marcará el calendario federal, pero ya le adelanto que no hay prisa.
-¿Concurrirá usted?
-Eso se verá en su momento.
-Hay coincidencia cada vez más general en que los males del PSOE vienen de los errores de la etapa de Zapatero en la que usted participó como diputado nacional.
-La etapa de Zapatero se valorará con el tiempo y estoy satisfecho de haber participado en ella. En todo caso, los errores fueron colectivos y el principal fue del propio José Luis, como él ha reconocido, sobre el enfoque de por dónde venía la crisis y cómo afrontarla. Si las responsabilidades de aquel Gobierno se extienden a las del partido donde yo era un simple diputado no tengo problema en asumirlo, aunque concluyo como le he dicho al principio: algunos llevan 17 años gobernando La Rioja pero para ellos la culpa de lo que pasa es mía, que llevo 10 meses de líder del PSOE.
Fotografía: Miguel Herreros