Entre la sobredosis de cambios del Estatuto que anunció Pedro Sanz en el Debate del estado de la región, destaca uno tan llamativo como la acotación a dos mandatos lanzada por el presidente que lleva cinco en el cargo y que se llevó todos los titulares: la limitación del volumen de los próximos Gobiernos de La Rioja. Si prospera la sugerencia que exige el acuerdo de 2/3 de la Cámara (con los 20 diputados que actualmente posee el PP podría apoyarse aritméticamente en los 2 del PR+ y prescindir del apoyo del PSOE y sus 11 escaños) los futuros ejecutivos no podría contar con más de diez miembros entre vicepresidentes y consejeros. ¿A qué viene esa puntualización sin ningún gobierno, ni siquiera con el PSOE-PR en el Palacete de Vara de Rey, ha superado ese límite? ¿Qué sentido tiene si con muchas más competencias que al inicio de la democracia actualmente se ha llegado a reducir a siete departamentos?
La respuesta, de nuevo, en la seguridad de que Sanz jamás da puntada sin hilo en sus decisiones. Y es que, en el caso de que los populares lleguen a perder su hegemonía, todo hace indicar que los socialistas como principal partido de la oposición no podrían disponer de una mayoría absoluta tan holgada. Sólo con la participación de los regionalistas (y/o IU y UPyD, que de materializarse la rebaja del techo electoral tendrían opciones de arañar un escaño cada uno) les sería factible acceder al Gobierno. O en otras palabras: estarían obligados a un reparto de poder entre el virtual bipartito (o tripartito) que convertiría la configuración del gabinete en un delicado juegos de equilibrios para ceder las cuotas exigidas por cada cual y no herir sensibilidades, erosionando de entrada cualquier pacto o dejando las puertas abiertas a ello desde fuera, como sucedió recientemente en el Ayuntamiento de Logroño.
De esta manera, Sanz se garantiza por lo tanto llenar del minas el camino que alguna vez pueda recorrer el PSOE en su carrera por dirigir los destinos de La Rioja. El análisis sólo una incógnita incompatible, a priori, con la tendencia electoral que mantiene la comunidad y la sensación generalizada de que el trono de Sanz es inamovible: ¿De verdad el de Igea incluye en sus planes que el PP pierda alguna vez su mayoría?
Fotografía: Juan Marín
Retrato de Pedro Sanz en el despacho de Emilio del Río