Las sospechas vertidas por Pedro Sanz en calidad de presidente del PP respecto a la autoría y financiación de la tesis doctoral de César Luena exceden los límites del cotidiano (y nada edificante) rifirrafe político y la escalada de acusaciones sobrevenidas, sin duda, por la proximidad de la cita electoral del 25M. Las dudas planteadas disparan directamente contra el líder de la oposición, pero en su formulación salpican a la UR. La universidad pública de la comunidad autónoma que Sanz dirige y que representa uno de los pilares académicos de la sociedad, cuyo prestigio unos y otros están obligados a exigir y salvaguardar. Con el argumento de que «toda la comunidad universitaria» comenta la presunta falta de legitimidad del trabajo por el cual Luena obtuvo la calificación de sobresaliente cum laude, Sanz implica a los cientos de trabajadores y estudiantes del campus al que, sin ir más lejos, pertenecen también varios de sus consejeros. Las denuncias del dirigente regional reclaman una réplica por la cúpula de la UR en la parte que le corresponde para blindar la autoridad de la institución lejos del guirigay partidista, así como, en su caso, una denuncia formal por Sanz si es capaz de acreditar sus palabras. Sin embargo, lo más inquietante de este episodio de confrontaciones personales es la sensación de que son alimentadas con la vista puesta en los inminentes comicios europeos. ¿Hasta dónde se llegará el año próximo con el voto de las autonómicas y municipales en juego?
Fotografía: Justo Rodríguez
Imagen: José Ángel Martínez