La ronda de campaña en busca del voto de los militantes socialistas que decidirán el 13 julio a su líder nacional tras la fase de avales trajo a Logroño a Pedro Sánchez (Madrid, 1972), que arengó a soldar un partido «sin el cual no hay alternativa de izquierda al PP».
-¿Preveía una cosecha de avales tan abultada?
-Los avales no dejan de ser un sondeo sobre el estado de opinión de la militancia, y lo importante ahora es trasladar a los compañeros la necesidad de que expresen su voluntad el 13 de julio para mostrar la solidez del partido. Me gustaría que el total de avales recabados y muchos más se trasformen en un voto fuerte que me permita liderar un cambio con amplio respaldo para un nuevo tiempo.
-¿Le saben mejor los más de 14.000 andaluces que los 267 de La Rioja?
-Nunca le he puesto un sello territorial a la confianza de los militantes. La clave es sumar dentro para ganar fuera, que el PSOE vuelva a ser el partido de los 11 millones de votos. Somos la izquierda que gobierna, no la izquierda que protesta y mi aspiración en este momento histórico es conjugar dos conceptos: cambio y unidad.
-¿No chirría que alguien con una presencia mediática escasa hasta ahora y sin bagaje orgánico haya concitado tanto apoyo previo?
-Si creyera que el futuro está escrito no estaría hoy aquí. Arranqué mi camino el 18 de diciembre del año pasado en Don Benito (Badajoz) y a partir de entonces no he hecho otra cosa que hacer miles de kilómetros para encontrarme con el corazón de la organización, que son sus militantes. Somos un gran partido que hoy no es percibido por la ciudadanía como la alternativa pero que también sabe que sin el PSOE no hay una alternativa de izquierda al PP.
-¿Es usted el candidato del “aparato” y Madina el de las bases, como algunos foros tratan de subrayar?
-Yo soy un militante de base. No he formado nunca parte de la dirección del Grupo Parlamentario Socialista ni de la dirección de la Ejecutiva Federal e incluso hace un año y medio estaba fuera de la política. Si hoy tengo opciones es por la confianza depositada en mi persona por muchos militantes de base a los que estoy sumamente agradecido. Quiero cambiar el partido desde abajo; no quiero un cambio dirigido.
-Entre las otras candidaturas se remarca que conoce muy bien la organización, que acumula experiencia en la realización de campañas.
-No voy a entrar en ese tipo de consideraciones. Entiendo que la campaña debe ser positiva y propositiva, mirando a los ojos de la gente. Y en eso estoy. Lo que sí puedo decirle es que yo he cotizado a la Seguridad Social fuera de la política. He sido trabajador autónomo, he trabajado por cuenta ajena, soy profesor universitario y he sufrido el paro.
-¿Beneficia a sus opciones que Pérez Tapias haya pasado el corte de los avales y los apoyos en el otro lado se dividan entre él y Madina?
-El voto, como la tierra, es para quien se lo trabaja. Llevo meses debatiendo con los militantes y sé qué quieren, los cambios a que aspiran. Quiero una dirección del PSOE con mensajes claros en las cuestiones de interés nacional. Y también un partido integrado, por lo que voy a contar con todos los compañeros. Tanto Eduardo como José Antonio son excelentes compañeros hacia los que no tengo más que buenas palabras.
-También en el congreso de Sevilla se insistió en la integración y se ahondó en la fractura.
-Me presento para cambiar el partido y con ello cambiar mi país. Dar un giro a la izquierda que hace falta. Insisto: lo que quiero es un PSOE fuerte e integrado que es básico para que España pueda salir del trance en el que se halla ahora no sólo a consecuencia de la crisis, que también, sino por un Gobierno que está utilizando la coyuntura como gran excusa para construir un modelo de sociedad desigual.
-¿De cuántos grados sería ese giro a la izquierda? ¿Tantos como para alcanzar la órbita de Podemos?
-No me preocupa Podemos, sino los miles de españoles que se quedaron en casa y se abstuvieron el 25M. El PSOE debe reivindicar su propio espacio, que es el de la izquierda que aspira a gobernar y trasformar la sociedad española. Habremos cometido errores, pero todo lo bueno que ha sucecido a España en las últimas décadas siempre ha venido de la manos de gobiernos socialistas.
Fotografía: Jonathan Herreros