Los sondeos son esos artefactos que los expertos en demoscopia elaboran sesudamente durante meses de cocción y trabajo de campo y los periodistas resumimos en un titular. Un retrato panorámico pintado a brochazos con pinceladas de un puñadito de encuestados que los partidos dicen ignorar confiados en sí mismos, aunque en la intimidad de sus salas de máquinas los desmenuzan hasta la última molécula para afinar el tiro electoral. El CIS tiene la virtud y el defecto de abrir tanto el abanico de opciones que es capaz de satisfacer el ego de cualquiera. Al menos, de cualquiera que se empecine en mirarse al ombligo. En la pregunta 19 del último informe que pulsa el estado de opinión tras las elecciones autonómicas de mayo que quebraron la mayoría absoluta de los populares, el 14,7% se decanta por un gobierno en solitario del PP, el 19,3% prefiere que se coaligue con Ciudadanos y el 28,3% se inclina por un tripartito entre PSOE, Podemos y C´s. Un escenario suficientemente multicolor para que todos los implicados puedan concluir estrangulando la estadística que el otro declina, empeñados en ignorar la única certeza: casi la mitad de los riojanos opta por un poder compartido lejos e posturas hegemónicas que, más allá de combinaciones, favorezca la pluralidad y, de paso, convenza a los que un poco más arriba del cuestionario reconocen abrumadoramente que no votan porque están hartos de la política o desconfían de las siglas. De todas las siglas.
Imagen: J.A. Salazar