Las diferencias ideológicas, estratégicas o hasta personales que puedan existir entre la dirección regional del PSOE liderada por César Luena y la agrupación local de Logroño comandada por Inmaculada Ortega amenazan con visualizar otras físicas. El motivo: el empeño de la Ejecutiva de la también diputada regional por abrir una casa del pueblo.
La tensión suscitada excede cualquier valoración periodística. Basta escuchar las conversaciones entre los simpatizantes, tomar la temperatura de las redes sociales, leer el último boletín de IS en el que uno de los afiliados habla de “mis dos partidos socialistas” o comprobar el revuelo que levantó la información publicada al respecto por Diario LA RIOJA.
Ambos se mantienen firmes en su posición. Ortega sostiene que la apertura de una casa del pueblo constaba ya en el programa con el que se presentó a la asamblea de abril que la encumbró como secretaria general de los socialistas de Logroño frente a la lista oficialista de Victoria de Pablo. Y siguió siendo un objetivo prioritario tanto en la cita de abril donde se sancionaron los planes de trabajo como en la reciente de febrero que dio el visto bueno al presupuesto.
A ese razonamiento contraponen los escépticos que una cuestión tan polémica desde su gestación no fuera tratada como pieza a parte en la asamblea –Carlos Arriazu lo solicitó sin éxito- y que las cuentas donde se incardinaba acabaran aprobadas por una mayoría limitada: 31 votos a favor, 11 en contra y 10 abstenciones. O lo que es igual, la voz de 52 personas de un censo de más de 400 afiliados en Logroño.
Ortega insiste en lo que algunos interpretan como una concesión a Izquierda Socialista incluso en la elección del emplazamiento en la calle San Millán y, sobre todo, un desafío a la dirección de Luena. A su argumentación suma los llamamientos de líderes nacionales como Elena Valenciano u Óscar López por reactivar esta fórmula de acercamiento a la sociedad que, por otra parte, carece de tradición en territorios como La Rioja. Y, además, un razonamiento económico abundando en la suficiencia financiera de la agrupación gracias a la asignación del grupo municipal que no recae en ningún liberado y el hecho de que los 14.400 euros consignados para el alquiler (más 5.000 de gastos iniciales) equivalen prácticamente a lo que ceden a la Ejecutiva regional para el uso compartido de las instalaciones de Martínez Zaporta.
El secretario de Organización, Francisco Ocón, ya ha anunciado que, tras hacer la consulta preceptiva a Ferraz, la Ejecutiva regional denegará la pretensión de Ortega y los suyos. En su argumentario, razones de austeridad -los recortes generales alcanzan al partido y hay continuas consignas para racionalizar los recursos- el hecho de que la aportación desde Madrid a la última y costosa reforma de la sede estaba condicionada al uso del PSOE de Logroño de una de las oficinas adjuntas y la convicción de que una duplicidad así erosionaría la imagen exterior del partido en tiempos de crisis cuando ningún otro partido ni sindicato cuenta en La Rioja con una doble ubicación. Una vez más, detrás de todo ello se advierte la insistente percepción de un pulso confirmado en las palabras del propio Ocón: “Ortega fue secretaria de Organización durante seis años y, sabe fehacientemente que en su cargo actual no tiene autoridad para tomar una decisión así”
Una decisión de hechos consumados, después de que se hayan estado rastreando locales durante meses mientras la dirección regional advertía extraoficialmente lo que ahora está a punto de confirmar de forma oficial. Un sondeo inmobiliario que, paradójicamente, ha concluido con la elección de un bajo que hace poco más de un año fue inaugurado con todo el boato por Javier Erro para albergar un negocio de emprendedores cuya vida se extendió poco más de un año. ¿Batirá ese récord la pretendida casa del pueblo?
Imagen: Díez Uriel (fotografía) y José Ángel Martínez (montaje)