Nacido en Santander de padre salmantino y madre irlandesa, y afincado en Logroño desde 1998, Kilian Cruz aspira a liderar el PSOE logroñés donde lleva militando dos años tras haber colaborado activamente en diversos movimientos culturales y sociales.
– Cuenta con el respaldo de miembros de la Ejecutiva regional y del grupo municipal como Nuria del Río o Inmaculada Sáenz. ¿Es usted el candidato del “aparato”?
-Soy un militante de base que quiere desarrollar un proyecto con pasión. No entiendo que sea del “aparato” en el sentido de que, como dicen algunos despectivamente, ejerza como un títere; vengo con mis ideas propias. Sí es cierto que coincido en algunos aspectos con la dirección en el sentido de que, por ejemplo, no entiendo el hecho de denunciar a un partido para resolver problemas. Esa es una de las líneas rojas que he marcado a la hora de hablar con compañeros. Mi equipo contará con militantes de todo tipo y condición menos los que firmaron la denuncia contra el PSOE. La dirección está al corriente de los pasos que voy dando porque mi idea es precisamente desarrollar un proyecto global donde trabajar todos juntos: grupo municipal, la Ejecutiva regional, la federal… Somos un partido y, por lo tanto, debemos trabajar unidos con buenos cauces de intercomunicación.
-¿Ha decidido dar el paso por sí mismo o se le invitó a ello desde Martínez Zaporta en vista del perfil que representa?
-Mi decisión es completamente autónoma y responde a dos motivos. Porque creo que es un momento crítico no sólo en sentido político sino social -y lo sucedido en Gamonal o Melilla me da la razón- y segundo, porque entiendo que en los momentos importantes hay que comprometerse con el partido y la sociedad para intentar resolver los problemas y ofrecer un proyecto de esperanza.
-Se le censura falta de meritoriaje dentro del partido para liderar una coyuntura convulsa.
-Es innegable que llevo pocos años de militancia. Mi bisoñez política me empuja a apoyarme en gente con un bagaje en el partido, y por eso también estoy hablando con personas más veteranas pero con ganas de desplegar un proyecto que mire al futuro. Es un momento de olvidarnos del pasado. La sociedad está cambiando y el partido, como elemento organizativo que es, también debe cambiar y ofrecer nuevas soluciones para la gente, atacar los problemas de otra forma, relacionarse con la ciudadanía y los militantes.
-También hay voces que le acusan de arribismo y querer hacer carrera profesional dentro del PSOE.
-También se dice que soy representante de la burguesía cántabra, que busco un sueldo y un montón de tonterías más. Si algunos lo quieren ver así, allá ellos. Yo solo puedo decir que hay que comprometerse. Y eso es también lo que le pido a la militancia el día 25. Todos esos comentarios sobre el afán de medrar entroncan con el alejamiento general hacia los políticos. Que si va a chupar dinero, a mangonear? Hay que desterrarlo. Entiendo la política con mayúsculas, como un servicio a la sociedad. Y no: no pienso cobrar como secretario general de Logroño si accedo al cargo.
-¿Ha usado la FAPA como palanca para su intereses personales?
-En absoluto. He actuado correctamente dimitiendo como vocal de la junta directiva, informándole de todos mis pasos y solicitando su opinión. Mantendré mi puesto laboral como secretario técnico hasta la próximo asamblea, donde escucharé a los asociaciones por si ven algún problema en caso de que alcance la dirección del PSOE de Logroño.
-¿Cómo ha observado los constantes choques entre la Ejecutiva regional y la extinta dirección local de Ortega, y la decisión de ésta de acudir a la Justicia tras la suspensión de sus funciones?
-Como militante, nunca me ha gustado. La denuncia no debería haberse hecho pero lo pasado, pasado está. No quiero hacer análisis de pasado sino ofrecer dinámicas de futuro. Como dice el refrán, lo importante no es caerte sino cómo te levantas. Tirar para adelante con los mimbres que hay y crear una buena cesta donde quepamos todos.
-¿Es un novato la solución para soldar la brecha interna del PSOE?
-No lo sé. No tengo fórmulas mágicas pero puedo ofrecer compromiso y trabajo, que es en lo que hay que involucrarse ahora mismo. Tengo un proyecto colectivo de unidad e integración que podría ser la respuesta, pero no sé si la respuesta definitiva. Ahí está para todo el que quiera sumar.
-Ese discurso aglutinador se repite mientras siguen las diferencias. También era una máxima de Ortega cuando optó al cargo.
-Desconozco cuál era su programa, pero evidentemente podemos coincidir en algunos aspectos porque estamos en el mismo partido. Nos diferencian las formas, pero en el fondo todos los socialistas perseguimos lo mismo: mantener el estado del bienestar, priorizar gastos en sanidad, educación, dependencia… Mejorar la sociedad desde la equidad.
-¿Conoce a Javier Bañares?
-No personalmente. He pedido a la gestora que acuerde una cita para saludarnos porque también creo que hay que recuperar la elegancia política y las buenas maneras, normalizar la esencia interna de los partidos a pesar de la discrepancia porque eso, además, proyecta una imagen de solidez y de credibilidad ante la sociedad. En cualquier caso, su proyecto me parece muy respetable.
-¿Confía en imponerse el día 25?
-Para eso estoy trabajando. No le niego que es muy difícil, pero me anima el hecho de que percibo el interés entre la mayoría de militantes por una necesidad de cambio, de ser escuchados, de redescubrir el orgullo de pertenecer a la izquierda.
-¿Y en caso de ser así? ¿Baraja ser candidato a alcalde de Logroño?
-Siempre he actuado paso a paso en la vida. Mi futuro inmediato acaba el día 25. Luego, ya se verá.
Fotografía: Juan Marín