De no estar en el vocabulario de la calle a ser la palabra maldita más pronunciada en las últimas fechas. El ébola ha generado tanto miedo como dudas, alentando una avalancha de comentarios que José Antonio Oteo puntualiza, desarrolla y despeja desde un punto de vista científico y huyendo de matices políticos como uno de los máximos especialistas en la región.
-¿Por qué ha adquirido el ébola una dimensión tan descomunal si se trata de un virus activo desde los años 70 y ya ha provocado miles de muertes en África?
-Porque ha cambiado el escenario. Hasta ahora se habían registrado unos 20 brotes en zonas rurales, de forma que se pudo aislar a los pacientes rápidamente. El último ha surgido en una zona de Guinea Conakry muy pobre con escasos recursos sanitarios que ha tardado tres meses en identificarse, lo cual lo ha llevado a extenderse a Liberia y Sierra Leona, donde las fronteras son muy permeables y con altísima movilidad ejerciendo como correa de transmisión a lo que, además, se ha añadido la llegada a la capital guineana. Así cómo es factible aislar a una comarca, resulta muchísimo más complicado con tantos y tan dispersos pacientes. A eso se suma la falta de medios y el hecho de que los primeros en contagiarse hayan sido los sanitarios, haciendo complejo romper la cadena de transmisión.
-¿Es imaginable aquí un escenario de esas características?
-No es en absoluto extrapolable. En los países afectados, los enfermos ya no acuden al médico temiendo que les quiten su casa o los marginen y comienzan a acudir a los brujos, lo cual agrava aún más la situación junto a prácticas funerarias donde al muerto se le lava manualmente cuando sabemos que el momento del fallecimiento resulta el más contagioso. Ha pasado demasiado tiempo desde que Occidente ha dado una respuesta adecuada -la OMS reconoció un problema a nivel mundial el 2 de diciembre cuando el primer caso data de agosto- y la atención ha tenido que ser protagonizada por las ONG.
-¿Fue entonces un error repatriar a los dos religiosos que han ejercido como eslabón del contagio de la auxiliar del Hospital Carlos III?
-Opino que no. No podemos desatender a la gente que entrega la vida a los demás y, por otra parte, nadie querría atender a los pacientes por riesgo a contagio. El gran error ha sido no disponer en la zona de los recursos precisos para atender a los pacientes. Ahora se ha decidido montar un hospital bien dotado en la zona que, si hubiera estado habilitado antes, no habría planteado el debate de las repatriaciones.
-No es, por lo tanto, un problema de fronteras.
-La historia nos decía que cada uno o dos años surgía un brote en África y podía contenerse perfectamente. Por las circunstancias que le he relatado y la tendencia de Occidente a mirarnos al ombligo y pensar que cuestiones como él ébola nos son ajenas, se ha mostrado que no estábamos preparados ni éramos conscientes de que las enfermedades infecciosas transmisibles no conocen fronteras. Se ha cumplido el dicho de que no hay enfermedad más contagiosa que el miedo.
-¿También ha sido un error el tan polémico sacrificio del perro de la afectada en Madrid?
-Es un tema muy complicado sobre el que no es bueno discutir. Como científico, lo que me hubiera gustado es coger ese perro y estudiarlo para ver si desarrolla la enfermedad o anticuerpos. Podría haber servido de modelo en un campo en el que no hay bagaje. Hubiera sido una buena ocasión, pero también es cierto que requeriría un laboratorio muy especial bajo un protocolo estricto. No digo que se haya actuado bien, pero ha sido quizás la medida más práctica ante el estado de inquietud existente. Aquí hay que hacer caso a la autoridad sanitaria.
-¿Qué diferencia al ébola de otras enfermedades similares? ¿Cómo pueden discernirse unas de otras para evitar falsas alarmas?
-Básicamente, la forma de transmisión. El paludismo lo trasmite un mosquito y el ébola por contacto entre personas, aunque en origen no es una enfermedad humana y tiene un reservorio animal que según parece arranca en los murciélagos. La tuberculosis se contagia por partículas donde van en suspensión las microbacterias, que tampoco es propia en este caso. Afortunadamente, el ébola es fácilmente controlable y si se hacen bien las cosas en 40 días no tendremos por qué hablar del ébola en España. Basta con aplicar con rigor el protocolo, que debe ser algo dinámico según van surgiendo evidencias, identificar correctamente a los pacientes infectados, aislarlos, estudiar los contactos y en caso de desarrollar la enfermedad, tratarlos. Ahora es posible que surja algún otro caso, pero lo bueno es que los sanitarios que han tenido un contacto de riesgo han ido voluntariamente al Carlos III y se han aislado para no poner en peligro a nadie.
-¿Hay un riesgo real hoy de que el virus alcance a La Rioja?
-Estamos igual que hace unos meses. Estadísticamente, lo lógico es que hubiera aparecido antes en Francia o Inglaterra, pero hemos tenido mala suerte en cuanto a que, al parecer, se ha dado un accidente con la persona que atendió a García Viejo que ha generado mucha alarma y a la vez nos ha puesto también las pilas. Estamos preparados pero no entrenados porque no hay experiencia. En eso estamos trabajando aunque, si de verdad se quiere contener el brote, hay que ser contundentes y poner los medios en los países de origen de la epidemia.
-¿Debe el riojano de a pie tomar alguna precaución? ¿Ha de mirarse con recelo a los temporeros llegados para la vendimia?
-En cuanto a la segunda cuestión, es muy improbable que sean transmisores porque llevan tiempo de campaña en campaña, muy por encima de los 21 días en que se manifiesta la enfermedad. Alguno sí puede provenir de Liberia, Sierra Leona o Guinea Conakry, pero en general son gente sana. Respecto a la primera pregunta, animaría a que la gente se vacune de gripe. Los primeros signos de fiebre y malestar son similares y eso evitaría cualquier confusión. ¿Por qué la gente no se vacuna de una enfermedad transmisible que mata a miles de personas habiendo una prevención que aunque no es efectiva 100% sí protege a un porcentaje alto de la población?
-¿Y el personal sanitario de la comunidad? Se han suscitado dudas sobre la preparación, los medios disponibles, el riesgo…
-El San Pedro cuenta con equipos de protección individual suficientes y mejores de los recomendados, cualquiera puede disponer de ellos y practicar, las indicaciones están actualizadas, los recorridos y dispositivos claros… En La Rioja ha habido suerte de no tener un caso sospechoso y no ser preciso desplegar el protocolo completo. Otra cosa es que ahora seamos más conscientes del ébola y nos preocupemos más por conocer todas estas cuestiones.
Fotografía: Sonia Tercero