Abogada del Estado-jefe del Ministerio de Sanidad tras su renuncia en febrero como Defensora del Pueblo Riojano, María Bueyo Díez Jalón (Albelda, 1968) analiza desde el tiempo y la distancia la situación de interinidad y cambios que vive la institución que dirigió durante cinco años. La también integrante de la promoción ‘La Gloriosa’ de 1996 a la que pertenecen, entre otros altos cargos, el nuevo presidente de RTVE, es rotunda: «El Parlamento no sabe qué hacer».
-¿Qué opinión le merece que La Rioja lleve ya cuatro meses sin Defensor del Pueblo?
-Me da pena. Ha sido un ente muy valorado por la gente, que ha solucionado muchos problemas que no tenían por qué acabar en la vía judicial. Se habla mucho ahora de las crisis de las instituciones, y éste es un ejemplo provocado por la desidia del Parlamento riojano, que no sabe qué hacer con la Defensoría.
-El PP, con el apoyo del PSOE, propone ahora relajar el nivel de incompatibilidades del Defensor y reducir su remuneración.
-Crear esta institución es una decisión política, pero si se crea hay que respetar las normas del juego. Eso significa que el Defensor del Pueblo no puede estar compaginando el cargo con otro trabajo porque entonces perdería independencia y, por lo tanto, autoridad. Y le pongo un ejemplo. Un docente universitario que, como se plantea ahora, podría dar el perfil depende de la administración que nutre a la UR presupuestariamente. ¿Qué hará cuando le llegue una queja en relación a la Consejería de Educación o al funcionamiento del campus?
-¿Sería más oportuno, en esas condiciones, eliminar la Defensoría?
-Eso debe valorarlo la misma Cámara que un día decidió crearla, pero si hay que racionalizar el gasto público, para tener un jarrón chino que no sirva para nada, mejor eliminarlo, ¿no? Puestos a reformar la Ley, lo que deberían es cambiar el nombre a la institución porque será otra cosa. No imagino al representante riojano en las reuniones con otros defensores, que siguen un estricto régimen de incompatibilidades, explicándoles que por la mañana da clases, investiga, escribe artículos y cobra por ello.
-En su última etapa, se acusó a la institución de un gasto excesivo.
-Desde el primer año actuamos con absoluta austeridad. Si coteja el presupuesto de otros Defensores de comunidades uniprovinciales, comprobará que el mío era mínimo.
-¿Se sintió menospreciada o acosada por declaraciones de ese tipo?
-No. Igual alguien pretendió que me sintiera así, pero no lo consiguió. Cuando juré el cargo prometí trabajar mucho y con total independencia. Y lo hice así, no para agradar a nadie. Creo que no se ha sabido interpretar la institución en La Rioja, quizá porque es una región demasiado pequeña. Cuando comparecía ante el hemiciclo, sentía que los políticos que habían creado el Defensor no creían en él.
-¿Se pecó de soberbia? ¿Hubiera sido más conveniente no activar la figura recogida en el Estatuto?
-Posiblemente. Hubo un momento en que todas las comunidades querían su propio Defensor para mostrar músculo autonómico. Ahora se ha caído en la desidia y el principal partido, al que le corresponde presentar candidato, sigue sin hacerlo. De Cospedal eliminó el de Castilla-La Mancha. Eso es una decisión política valiente, pero tener un Defensor a tiempo parcial son pañitos de agua caliente.
-¿Será posible seguir los mismos pasos aquí en La Rioja?
-A diferencia de Castilla-La Mancha, Murcia y Asturias donde se creó y pueden eliminarse por Ley, en La Rioja y otras partes el Defensor tiene un refrendo en el Estatuto que obligaría reformarlo. Por eso el cambio legal previsto aquí presenta serias lagunas de constitucionalidad.
En la fotografía, María Bueyo Díez Jalón (en el centro) junto al Rey y sus compañeros de promoción ‘La gloriosa’ entre los que se encuentran numerosos altos cargos del actual Gobierno central.