Exsecretario de Estado de Cooperación Territorial en el último Gobierno de Zapatero y responsable nacional ahora del área de Ciudades y Política Municipal del PSOE, Gaspar Zarrías (Madrid, 1955) ha recalado en Logroño para bendecir la creación del Foro de alcaldes y portavoces socialistas de la comunidad autónoma y alertar: «Estamos en manos de gente que ha salido poco de Madrid».
-¿Es la reforma de la Ley de Régimen Local que prevé la fusión de ayuntamientos menores de 20.000 habitantes la antesala de un nuevo mapa municipal?
-Es una chapuza hecha por quien desconoce el funcionamiento de los ayuntamientos. Y no lo dice sólo el PSOE y el resto de partidos, sino muchos sectores en el PP de puertas adentro. Nosotros compartimos que esta Ley de 1985 necesita una revisión. Pero una reforma que aborde de verdad los problemas de los consistorios, y no una modificación en sólo 15 artículos que sólo prevé una intervención de los ayuntamientos con el objetivo final de privatizar servicios “golosos” como la gestión del agua, los residuos o los servicios sociales que se prestan desde las corporaciones locales violando la autonomía municipal y, sobre todo, perjudicando seriamente a los ciudadanos. Si algún ayuntamiento se quiere fusionar, que lo haga, pero no manu militari como en las últimas épocas del franquismo por oscuros intereses.
-El Gobierno sostiene que su aplicación y la virtual fusión de municipios aliviaría parte de la deuda.
-Una vez más, a Montoro no le salen las cuentas. Habla de 3.500 millones ahorro, cuando no se corresponde en absoluto con la realidad. Al igual que sucede, por cierto, con la amnistía fiscal a los defraudadores. La deuda en España está en torno a los 900.000 millones, de los que sólo 28.000 son de las entidades locales. Y esa cantidad tiene nombre y apellidos: los ayuntamientos de Madrid, Valencia y Barcelona. Intentar “criminalizar” a la totalidad de los municipios y hacerles responsables de la deuda y el déficit es muy grave porque la mayoría son pueblos pequeños y tienen cuadradas sus cuentas. Prueba de ello es que sólo el 30% se acogió al plan de pago a proveedores.
-El debate es propicio a dar una imagen idílica y altruista de las corporaciones, pero muchas ayudaron a hinchar la burbuja inmobiliaria con infraestructuras desmesuradas y hasta inútiles.
-Es cierto que los ayuntamientos vieron en la construcción una fuente importante de ingresos. Los que cifraron toda su estrategia en el ladrillo y pensaron que esa coyuntural iba a ser estructural cometieron un grave error que se concentró, sobre todo, en grandes ciudades y municipios de la costa. Los que por el contrario lo asumieron como algo puntual y ajustaron sus presupuestos de forma rigurosa se encuentran hoy razonablemente saneados. Cada cual, por tanto, debe asumir sus propias responsabilidades.
-La eliminación de ayuntamientos podría extenderse a las mancomunidades, que incluso el PP defiende como clave en la prestación de servicios en La Rioja.
-Es una ocurrencia más que demuestra que estamos en manos de gente que ha salido poco de Madrid y no conoce ni la geografía española ni la forma de entender la vida de los pueblos. En la mayoría de los casos, las mancomunidades abaratan costes y prestan servicios de calidad a pequeños ayuntamientos que de otra forma no podrían. Y muy importante: se siguen manteniendo en la esfera de lo público. A partir de ahí, cada territorio debe definir cuál es la entidad supramunicipal que debe dar esos servicios sobre unos estándares y un mínimo común de derechos para todos los españoles, vivan donde vivan.
-La supresión de concejales se hila con la reducción de diputados, que en La Rioja rebajaría la Cámara regional de 33 a 25 diputados.
-Los que se suben a ese carro no lo hacen porque piensan en el ahorro ni en el interés general ciudadano, sino por su propia estrategia electoral. La gran mayoría de los representantes públicos en esos niveles no cobran, con lo cual la rebaja del gasto no es tal, y sin embargo se resta capacidad de decisión a los votantes, se acaba con las minorías y se pone coto a la democracia. Cuando se ataca a la política al final llegan los salvadores. Y de esos, la historia de España está llena.
Fotografía: Díaz Uriel