Adiós Titín
Sus manos son grandiosas. Física y metafísicamente hablando. Manos como troncos de roble que terminan en falanges que recuerdan a las ramas robustas deformadas por las agresiones de brutales tardes de tormenta. Ásperas, rudas, descarnadas tras los partidos. Pero al mismo tiempo delicadas y suaves, propicias para dar y recibir caricias, mimos y consuelo. […]