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Mayte Ciriza

Que quede entre nosotros

Como a ti mismo

Empezamos el día ya cansados por el calor insoportable que sufrimos. Sí, ya sé que estamos en julio y que ahora toca calor, pero se están batiendo récords de máximas temperaturas. Encadenamos las olas de calor, de manera que no ha acabado una y ya empieza la otra. Supongo que algo así es el cambio climático, aunque cuando oímos hablar del cambio climático siempre pensamos que es cosa de los demás, pero algo tenemos que ver cada uno de nosotros en esto.
Todo está relacionado y tenemos que ser conscientes de la huella ecológica que dejamos, del impacto que tiene nuestro consumo y nuestro consumismo en el medio ambiente. Como cuando hacemos la compra, por ejemplo. Entre los envoltorios de plástico, las bandejas del material espumoso blanco de los alimentos y los envases de cartón, la mitad del bulto que traemos mi santo y yo en la compra a casa se nos queda en la basura de reciclaje.
¿Por qué cada vez que compramos jabón para la lavadora hay que comprar el envase? ¿No podría rellenarse con una nueva dosis y así ahorrarnos el recipiente del jabón? Lo mismo podría hacerse con muchos productos: gel, champú, crema hidratante… Al menos hemos reducido las bolsas de plástico: ahora que se cobra por ellas en los supermercados casi todo el mundo reutiliza las suyas.
Esto que pasa con la compra, lo podemos trasladar del ámbito doméstico a cualquier otro: a la oficina, a las industrias, a la hostelería. El cambio climático no solo tiene que ver con arrasar el Amazonas, sino también con ir solos en nuestro coche a trabajar, en lugar de utilizar el transporte público, la bici o quedar con un compañero para aprovechar el trayecto. En nuestras propias manos está reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar solo lo que razonablemente se podrá comer o apagar las luces innecesarias. Eso es luchar contra el cambio climático.
Estos días publicaba el Papa Francisco la llamada encíclica “verde”, sobre la protección del medio ambiente, donde da una dimensión ética y moral a la ecología y reivindica el medio ambiente como un bien colectivo, responsabilidad de cada uno. Al margen de creencias religiosas, es positivo que un líder global como él se ocupe de este tema y que proponga un cambio radical de estilo de vida para evitar el “uso desproporcionado de los recursos naturales”. Para que los líderes mundiales se tomen en serio de una vez esta cuestión, nos la tenemos que tomar nosotros y apoyar a quienes presionan en este sentido. De momento, Bergoglio ha dado unos mandamientos ecológicos que podrían resumirse en dos: “amarás al medio ambiente y a la tierra como a ti mismo”.

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Por Mayte CIRIZA

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